AMBIENTE POLÍTICO… ¡Tope donde tope!
Por: Eduardo Serrano
El control de los partidos políticos en un año no electoral, pudiera sonar poco interesante para la opinión pública, pero no así para el llamado “círculo rojo”, ya que de ese control depende la consolidación de proyectos y perfiles que habrán de protagonizar las acciones en el Ambiente Político para el 2021, año en el que se elegirán diputados locales y federales, y el 2022, en el que se renovarán los 39 ayuntamientos, además de la «joya de la corona”, es decir, la gubernatura. Esto pudiera sonar muy distante, sin embargo no lo es del todo, puesto que, a pesar que en algunos partidos en estos momentos impera la calma, las historias pueden cambiar al tomarse decisiones erróneas que los sometan a un desgaste prolongado; pero también, por el contrario, en los que prevalece el desorden y caos, al aplicar movimientos atinados y efectivos, se puede marcar la diferencia que sólo se puede medir en sufragios.
En el Partido Revolucionario Institucional, Luis Enrique Benítez Ojeda, como presidente estatal, ha presentado una dinámica interna con abundante participación de sus cuadros. Ha propiciado la inclusión de perfiles que, en un momento dado, formarían parte de la “caballada” que estaría representando al tricolor en las boletas, incluyéndolo a él, por supuesto, pero además, ha mantenido un discurso opositor consistente que, a pesar del desgaste de la marca, confirma el porqué ese instituto político es la segunda fuerza electoral en el estado. A diferencia de lo que ocurre en el PRI, en el Partido del Trabajo, cual “estatuas de marfil”, permanecen inertes. Se han movido sólo con la actividad de los regidores capitalinos, y del diputado local Rigo Quiñones, ante la ausencia operativa de Gonzalo Yáñez, líder político y moral del partido de la estrella, de quien no se ha sabido nada después del reciente descalabro electoral.
En el PAN, como partido gobernante, tienen como retos fundamentales la unidad y mantenerse como primera fuerza electoral. La renovación de la dirigencia estatal jugará un papel determinante para ello, pues durante el próximo año no habrá cabida para la inoperancia y la pasividad de quien ostente el cargo. Ciertamente, manifestaron por escrito su intensión de contender seis “tiradores”: Verónica Pérez, Patricia Jiménez, Rómulo Campuzano, Alfredo Herrera Deras, Rodolfo Dorador y en busca de la reelección, Lorenzo Martínez Delgadillo. Este último, al parecer, encontró una mejor alternativa al cobijarse con Alfredo Herrera y quizás con Dorador, pero haciéndose acompañar de Paty Jiménez de la misma forma en la que venían operando tras la renuncia de Rómulo Campuzano, acérrimo enemigo de Martínez Delgadillo. Sin embargo, con la alianza que se ha logrado construir en torno a Vero Pérez y Pepe Rocha, es muy factible que al final del día se consolide la unidad blanquiazul, aunque para muchos, es más rentable que se armen los “camotazos”, políticamente hablando.
En esa parte, es en la que entra el Movimiento Ciudadano con la operación de Juan Quiñónez. La permanencia de su influencia en el PAN depende del resultado del proceso interno, a través de la operación conjunta de las “amistades” blanquiazules que aún conserva. El Senador no ha quitado el dedo del renglón del objetivo Naranja, pues la inversión en activos a ese partido no fue menor. Liderazgos como Carlos Segovia, Juan César Quiñónez y Carlos Galindo, son hábiles operadores que deben fortalecerse para impulsar los proyectos venideros del MC, los cuales no podrán consolidarse sin el control del partido. Obviamente sería descabellado pensar que la apuesta de Quiñónez es exclusivamente con los naranjas, pudiéndole dar una “ayudita”, así como “compas”, a Lorenzo, siempre y cuando decidan jugársela, porque por parte de Vero Pérez y Pepe Rocha, en el PAN, así como Benítez, en el PRI, ha quedado claro que en lo que respecta a sus respectivos partidos, van con todo… tope donde tope.