Por: Eduardo Ortega Solano

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) es el instituto político con más militancia en el estado, ningún otro partido puede presumir un capital de 65 mil afiliados, y esto no es el residuo del tiempo hegemónico del tricolor, cuando sobrevino la debacle y lo perdieron todo… también perdieron masas y cuadros; liderazgos que se fueron a nutrir otras ofertas políticas, huelga decir lo que he mencionado muchas veces ¡El PRI hace cuadros hasta para su oposición! y esto aún es vigente; la prueba es el reciente desprendimiento del “profe” Óscar García Barrón, actual dirigente de Movimiento Ciudadano, quien por cierto, ahora tendrá que demostrar que realmente vale los 35 mil votos, que siempre ha presumido. Las actuales huestes del tricolor, son resultado de un mandato de las autoridades electorales, ya que les solicitaron renovar su padrón, este hecho y el triunfo en 16 municipios en el pasado proceso electoral, se dan bajo la presidencia y trabajo del polémico Luis Enrique Benítez Ojeda, y del delegado Roberto Padilla, que por cierto vino a poner la muestra a sus antecesores, de la forma correcta de hacer política.

El propio Benítez Ojeda, afirmó que existen más de 60 priistas, que han expresado sus aspiraciones de contender en el 2021, sin embargo, al no existir candidaturas para todos, estarán los que a juicio “de los que deciden” son los más competitivos, por lo que continuará el éxodo a otros partidos, de los que buscan alguna candidatura, pero también de alguno que otro que se sienten merecedores de una plurinominal. En el tiempo de una preponderante hegemonía priista, se acuñó la frase: “Para ganarle a un priista se necesita un expriista”; esta regla se cumplió en muchos gobiernos, actualmente lo podemos constatar con solo voltear a ver a los actuales, tanto el estatal, como el federal. Nuestra entidad federativa, aún mantiene una ferviente identidad priista, no se puede omitir que esta agrupación representa la segunda fuerza política en el estado.

Sin embargo, en el próximo proceso electoral el enemigo a vencer es el PAN, situación que se da más por liderazgos que por militancia, a cuatro años del “Gobierno del Cambio”, el doctor Aispuro Torres, goza de muy buena aceptación, tal como lo revelan las encuestas que lo siguen ubicando dentro del Top 10 de los mandatarios mejor evaluados por sus gobernados, y es en Durango capital, donde se encuentra el bastión más importante de Acción Nacional, el cual después de 35 años que se ganó la alcaldía capitalina por primera vez, con Rodolfo Elizondo, vuelven a ser Gobierno con un panista de cepa, Jorge Salum del Palacio, un político conocido y reconocido por la ciudadanía, aunque a pesar de lo antes expuesto, en el proceso electoral del 2018 contendiendo por el cuarto Distrito Federal sucumbió ante la aún desconocida y actual diputada federal Patricia Ortega, una derrota con tintes de triunfo, donde muchos aseguran que en ese distrito se perdió en la mesa lo que se había ganado en las urnas.

Respecto a lo antes mencionado, se tiene que repetir lo que tanto se ha dicho: El tsunami morenista provocado por López Obrador, ocasionó que llegaran desconocidos y neófitos a los congresos, donde se dieron nuevos equilibrios, por ejemplo en nuestra entidad el PAN perdió cuatro de los primeros cinco distritos ubicados en la capital y que habían ganado, bajo la influencia del llamado “efecto Aispuro” asimismo los legisladores con aspiraciones reeleccionistas, fueron sometidos por los candidatos del partido del presidente. La excepción a la regla fue Antonio Ochoa, el cual logró reelegirse y ganar el quinto distrito local. En este proceso ganaron seis diputados bajo las siglas de Morena: Iván Gurrola, Ramón Román, Pablo César Aguilar, Otniel García Navarro, Alejandro Jurado y Pedro Amador Castro; los antes mencionados con excepción del último también fueron formados dentro del tricolor, y aunque algunos lo pretendan olvidar, el mismo AMLO se formó en este instituto político.

En el 2021 ni López Obrador ni Aispuro estarán en las boletas, pero es innegable que sus figuras influirán en el proceso, por lo que los partidos deberán olvidarse de recomendados, amigos, grupos, linajes, etc. y postular a los mejores perfiles; cualquier partido tiene posibilidades de triunfo, la desventaja pudiera ser para el PRI ya que no cuenta con el Gobierno estatal o federal, sin embargo, el ADN del PRI está en una parte de las huestes de todos los partidos, se asegura que los mexicanos por naturaleza somos priistas, americanistas y Guadalupanos… ¿Será?

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