Por: Eduardo Ortega Solano

En la historia moderna de nuestra entidad federativa, nunca antes había estado tan en vilo la carrera para la sucesión del titular del ejecutivo. Y es que se juntan elementos extraordinarios; como la alta posibilidad que la próxima gobernatura sea de dos o cinco años, aunado a la obligatoriedad que en tres de los seis procesos electorales que se llevarán a cabo en el país, para elegir primer mandatario, deberá corresponder a una mujer, por lo que es muy factible que Durango tenga su primera gobernadora.

Pero otro factor que se debe tomar en cuenta es la continuidad de la alianza PRI/PAN/PRD, de la cual aseguramos en entregas anteriores: “Era un camino sin retorno”, sería muy complicado hacer entender a los electores, que los que ahora sostienen una alianza legislativa (tal como lo han expresado) y que fueron de la mano electoralmente y lograron una fórmula exitosa, ahora sean nuevamente adversarios. Pero también se debe tomar en cuenta la numéralia del proceso anterior, y si está se ve como única premisa; separados no tendrían posibilidades de triunfo.

En el 2021 existieron 15 gubernaturas en juego, y sobre este escenario el PRI/PAN construyó alianzas en algunas entidades federativas, sin embargo, en ninguna de estas obtuvieron resultados favorables. El PAN obtuvo el triunfo en Chihuahua y Querétaro, pero en estas entidades no se construyó alianza, fue un triunfo solo de Acción Nacional. La fórmula que utilizaron para elegir a los abanderados de las alianzas fue cómoda, pero poco efectiva: cuando uno de los dos partidos era gobierno este “llevaba mano” en la selección, y de esta salía el ungido de sus huestes, con el inconveniente que esto no garantizaba que presentaran la mejor propuesta, cosa que al final sucedió tal como se puede concluir por los resultados obtenidos.

Sobre esta presuposición es lógico pensar que el abanderado del duopolio o tridente que surgirá rumbo al 2022, emanará de las filas de Acción Nacional, sin embargo, eso de ninguna forma garantiza que sea la opción más competitiva. Los argumentos del PAN son claros: a ellos les corresponde el derecho, por ser Gobierno estatal y municipal, mientras el tricolor sostiene que en el pasado proceso electoral, obtuvieron 30 mil votos más que sus coligados, además que se constituyeron como la segunda fuerza política en el estado y la primera en el Congreso, además de que no se debe pasar por alto que ganaron cinco de los seis distritos siglados, mientras el PAN solo obtuvo cuatro de los siete distritos.

Sin duda el factor más influyente en la toma de esta decisión será el “jefe político” el propio gobernador Aispuro Torres, el cual no ha dado visos de en quien ha pensado para ser su sucesor; y no tendría que ser de forma obligada alguno de sus correligionarios.

En el pasado proceso electoral, Morena y sus aliados, ganaron 12 gubernaturas de las cuales solo un estado era gobernado por la “Cuarta Transformación”, un precedente para tomar en cuenta. Un razonamiento fuera de filias o fobias será decisivo para el 2020.

Twitter: @EduardoOrtegaS