Por: Eduardo Ortega Solano

La historia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el Partido Acción Nacional (PAN) ha transcurrido sobre líneas paralelas, en momentos han sido furibundos adversarios y en otros sigilosos cómplices, ambos institutos están muy alejados del antagonismo entre sus fundadores y en honor a la verdad, ahora son más las similitudes; en su forma de gobernar y actuar que las diferencias.

El tricolor que en mejores tiempos, perteneció al “centro izquierda” se movió al “centro derecha” mientras el blanquiazul perdió la pasión quijotesca, para sucumbir ante las mieles del pragmatismo y prerrogativas, que si bien  les corresponden, en antaño las rechazaban para no comprometerse con el PRI-Gobierno.

El triunfo de Ernesto Ruffo en Baja California, fue una “golondrina” y sabemos que una ¡No hace verano! Cuando el PAN comenzó a ganar gobernaturas, lo hizo con hijos adoptivos emanados del PRI, se acuñó una frase: “Para ganarle al PRI, se necesita un expriísta”, prueba fehaciente el otrora priísta Aispuro Torres, en su triunfo, el PAN aportó un importante capital político, pero no se puede obviar que el triunfo no hubiera sido posible sin el aporte del hoy Gobernador. Pero tampoco se puede omitir que huestes y liderazgos del PRI apoyaron al candidato del PAN, incluso se habló de la operación de exgobernadores en contra de su partido, y el PRI no tenía un mal candidato, la prueba está en que hoy Esteban Villegas, sigue siendo la propuesta más visible de su partido en la ruta al 2022, se asegura que en el 2016 la contienda fue PRI contra PRI.

En el 2018 en nuestra entidad, como en el resto del país, exceptuando Guanajuato, el tsunami morenista hizo sucumbir a los demás partidos, en Durango la Cuarta Transformación, ganó mayoría en el Congreso y los cuatro distritos federales, pero en el 2019 se escribió otra historia, la 4T sólo fue capaz de ganar tres municipios, dos con Morena, uno con el Partido del Trabajo, mientras que el PRI obtuvo 16 y el PAN 18 esto mediante una alianza de facto entre estos dos partidos y si bien lo han hecho en público, lo admiten sin ningún resquemor en privado. Son muchas las alianzas realizadas entre estos partidos, dando vida al famoso PRIAN, desde la más humilde alcaldía hasta la Presidencia de la República, lo que significó el arribo de Calderón y Peña.

La novedad para el próximo proceso, camino a algunas de las 15 gobernaturas en juego, es que se ha perdido el pudor, ahora se pretende hacer público y decente este amasiato al legalizarlo, como ya sucedió en San Luis, Guerrero, Sonora y Zacatecas, donde irán en una alianza formal, en esta última estarán acompañados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y será de las huestes del PRI, de donde salga el candidato a Gobernador, esto resultado de la operación política del duranguense. Arturo Yañez, quien es delegado especial en esa entidad federativa, junto con Durango y Coahuila donde por cierto el gobernador Miguel Riquelme, reconoció la participación del duranguense en el pasado triunfo electoral, lo que hace pensar que su actual cargo, no es solo por la amistad que presume con “Alito Moreno” ya que se percibe que ha crecido como político, tanto como para realizar su aspiración de ser el sucesor de Benítez Ojeda, en la dirigencia del PRI estatal en Durango, el cual dejará una vara muy alta.

Por cierto, se afirma que LEBO muy pronto dejaría la dirigencia del PRI, pero no por un mal trabajo, al contrario su partido lo quiere en el Congreso, y esto es un acierto, ya que muy pocos tienen ese nivel como parlamentario y ese conocimiento del derecho. El personaje ideal para suplirlo es el actual delegado, Roberto Padilla Márquez, quien vino a enseñar a sus antecesores la forma de trabajar, lejos de turismo político y pifias, característica de los anteriores. Pero antes de su partida, Benítez Ojeda deberá definir si su partido tendrá alianza legal o de facto con el PAN. La incógnita está muy cerca de develarse.

Twitter: eduardoortegas