APUNTES… Congruencia para aprovechar el giro con Biden
10/11/2020 - Hace 4 años en MéxicoAPUNTES… Congruencia para aprovechar el giro con Biden
Por: Guillermo Fabela Quiñones
Es una paradoja histórica monumental que uno de los países más pobres de América Latina, como lo es Bolivia, haya demostrado más civilidad democrática que la principal potencia occidental, en cuyo proceso electoral quedó en evidencia el anacronismo de su sistema político bipartidista, clasista y anclado en una ideología racista. Luis Arce, candidato del partido que fue víctima de un golpe de Estado neofascista en La Paz, tomó posesión después de lograr una victoria contundente que reivindicó la lucha del pueblo boliviano. En contraste, Donald Trump, candidato perdedor en Estados Unidos, mantiene aún hoy una actitud facinerosa.
Tal situación evidencia el colapso del modelo de Gobierno de Estados Unidos, entrampado en sus enormes contradicciones, que el magnate defenestrado electoralmente representó en toda su magnitud. Ahora, un problema que hereda el demócrata Joe Biden es la compacta polarización del país, el cual se convierte en una prioridad ineludible durante su mandato. Ahora, el imperio que se fortaleció con una política expansionista global después de la Segunda Guerra Mundial, deberá esforzarse más por solucionar sus gravísimos problemas internos.
Esta será una coyuntura muy positiva para el planeta, y por supuesto para nuestro país, en la medida que el presidente López Obrador sepa conjugar la oportunidad con lo deseable estratégicamente. El Mandatario en turno en Washington sólo es un eslabón más en la cadena de intereses trasnacionales que buscan, al precio que sea, salvaguardar sus posiciones en el concierto mundial. En este sentido, con la coyuntura que se presenta el próximo cuatrienio, se abre la posibilidad de que México avance un poco en la solución de sus propios problemas.
Aunque para ello es imprescindible un Gobierno con visión de futuro, con la voluntad política y valor necesario para emprender una política interna verdaderamente progresista y auténticamente democrática, sin simulaciones ni demagogia, a fin de contar con el apoyo consciente del pueblo ante las embestidas de los neonazis internos, quienes seguirán dando la pelea por evitar, precisamente, que el actual Mandatario consolide una estrategia que nulifique todo intento subversivo de las fuerzas conservadoras. Desgraciadamente, por ahora no se ve ni la voluntad ni la visión para aprovechar la oportunidad que ofrece el imperativo de cambios estratégicos en la nación vecina.
Aunque sea cierto, como lo afirmó el presidente López Obrador, que México no está en crisis por la pandemia sino por el fracaso del modelo neoliberal, también lo es que dicho modelo mantiene su hegemonía en materia económica y sobre todo financiera, con mayor dependencia externa. El asunto a resolver es cómo revertir esta dramática realidad, de la cual están conscientes algunos empresarios que están fuera de la repartición de las ganancias neoliberales, como Miguel Alemán Velasco, quien al inaugurar el foro anual México Cumbre de Negocios, con el tema “Hacia el 2021: de las crisis a las oportunidades”, se refirió a la necesidad de “diseñar un modelo que sea compatible con la recuperación económica pero que brinde protección a la población”.
El presidente López Obrador no está diseñando ese modelo que piden empresarios ajenos a la mafia salinista. Tendrá que hacerlo, pues en la Casa Blanca, también Biden tendrá que actuar conforme al imperativo de frenar la profunda polarización de su país, lo cual implica tomar muy en cuenta el voto de quienes lo llevaron a vencer la corriente neonazi representada por Trump, la cual puede convertirse en un foco de oposición violenta, muy peligroso por su irracionalidad y fundamentalismo belicista, apoyado por un sector económico súper poderoso e influyente.
Esperemos que López Obrador asuma su compromiso histórico de manera tal que no haya más sacrificios para el pueblo, con políticas públicas que socaven en serio los cimientos del neoliberalismo en el país, con un proyecto político incluyente. No hacerlo implicaría desatar nuevas presiones de la Casa Blanca por conducto de sus agencias intervencionistas, pues los problemas internos irían en aumento al no enfrentarlos en sus causas, como él mismo lo dice en lo que se refiere a la descomposición social de México.
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