APUNTES… En proceso graves resquebrajaduras
Por: Guillermo Fabela Quiñones
Tal pareciera que al presidente López Obrador le fascina estar en el ojo de los huracanes, con el riesgo de que un cambio de las corrientes atmosféricas lo lleve a donde más duro está pegando el meteoro. Así lo demuestra la modificación de último momento (literalmente), a la iniciativa de reformas al Poder Judicial de la Federación, que envió al Senado para su aprobación; facultaría al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y a varios miembros del Consejo de la Judicatura Federal, a prolongar sus funciones dos años más.
No se hizo esperar la andanada de los senadores de oposición al Ejecutivo federal. En el ambiente camaral cundió el tufo de la reelección, tema tabú en el sistema político después del asesinato de Álvaro Obregón en 1928, quien se reeligió para un nuevo periodo de cuatro años. Siguió vigente el lema de la proclama del Plan de San Luis de 1910, “Sufragio Efectivo, No Reelección”, que encabezó Francisco I. Madero. Los intentos posteriores de prolongar el periodo, luego que el presidente Lázaro Cárdenas lo alargó a seis años, han sido infructuosos.
Estabilidad política, vital para las elites
La estabilidad política, entonces y ahora, es una prioridad irrenunciable. Lo seguirá siendo, independientemente de los móviles ocultos de presidente López Obrador al enviar esta iniciativa que aún tendrá que avalar la Cámara de Diputados, seguramente a favor. Tal objetivo, la estabilidad política, es vital para las élites del poder, de ahí que esta maniobra reformista del mandatario sea más táctica que estratégica, con fines que no repercutirán más allá del sexenio.
Nadie mejor que él está consciente de la inviabilidad de un intento “autogolpista”. No en el sentido que temen los neofascistas obtusos, quienes no alcanzan a comprender el estilo personal de un político diferente al modo de los tecnócratas puros. Lo que la cúpula oligárquica quiere asegurar es la continuidad del gatopardismo. No hay fundamentos para transformaciones estructurales que pongan en riesgo el modelo neoliberal, pero sí el riesgo de inestabilidad en caso de que los neofascistas continúen con su estúpida ceguera.
Imposible un mínimo equilibrio en el centro
Asimismo es preocupante, en las altas esferas, la posibilidad de que el movimiento liderado por el mandatario pierda rumbo y desemboque en inestabilidad política, ante el desmembramiento del partido en el poder, como está sucediendo debido a la infiltración imparable de la derecha al interior del partido; ésta, lo sabemos, fue propiciada por el mismo Presidente, quizás con el fin de mantener un mínimo equilibrio en el centro del espectro ideológico. Pero como sucede en estos casos, los intereses dominantes acaban imponiendo su fuerza. Ahora es obvia la corriente reaccionaria en su interior.
El proceso de selección de candidatos de Morena para las elecciones del mes de junio, dejó en claro lo anterior. La dirigencia nacional no cuidó las formas: se le pasó la mano a extremos inimaginables. Así lo ejemplificó la designación de la madre de la actual presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera, como titular de la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena, para validar la reelección de su hija por otros tres años. Esto a pesar de que las bases del partido habían propuesto la candidatura del mejor perfil para asegurar la victoria, Gabriel Biestro, exdirigente estatal de Morena y expresidente del Congreso local.
La reacción de los militantes no se hizo esperar y en este momento la sede de Morena está tomada por miles de ellos, en protesta por un atropello que atenta incluso contra el propio partido, pues se da por hecha una derrota en favor del PAN. De ahí que, así como el movimiento liderado por el Apóstol de la Democracia, en 1910 lanzó su Plan de San Luis, llamando a la lucha armada contra el dictador, ahora las bases de Morena en la entidad poblana dieron a conocer “El Manifiesto de Puebla”, invitando a luchar pacíficamente por recuperar el partido y reencauzarlo hacia sus objetivos fundacionales.
Una vuelta de tuerca más en la historia del país. Aunque las condiciones son muy diferentes, no deja de llamar la atención el paralelismo entre la proclama de 1910 y ésta que inicia la militancia poblana.
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