APUNTES… “Nueva Normalidad”, más allá del COVID-19
04/06/2020 - Hace 5 años en MéxicoAPUNTES… “Nueva Normalidad”, más allá del COVID-19
Por: Guillermo Fabela Quiñones
Ahora que los conservadores están moralmente derrotados, se abren oportunidades para refundar la República sobre bases de justicia social y estado de derecho. Cómo lograrlo es la pregunta que muchos nos hacemos, con preocupaciones elementales ante una realidad adversa, no sólo por décadas en las que la derecha destruyó el andamiaje institucional de México, sino por el entorno nacional derivado de esa profunda labor destructiva, ahora complicado por un factor ineludible: La relación bilateral con la Casa Blanca en Washington.
El imperio más poderoso jamás conocido por la humanidad está en franco declive, al borde de un caos inimaginable al que no se vislumbra una pronta salida viable. El presidente Donald Trump se salvó del “impeachment” hace unos meses, pero no se salvará de sus propios errores, sumados a la crisis estructural provocada por el derroche de recursos en actividades derivadas de la competencia con China y Rusia, mientras al interior de su país aumenta la desigualdad y la descomposición del tejido social.
Hoy, el riesgo de un estallido social impredecible es un hecho real en Estados Unidos. La chispa que incendiará la pradera reseca se produjo tras un incidente como tantos muchos que se han suscitado en su territorio, pero esta vez encontró terreno fértil para un incendio que liquidará definitivamente al magnate metido a político. El sistema político se cimbró con este maremágnum de odio racial, que deja sólo dos caminos a las élites que lo conforman.
Uno es aceptar un desgaste mayor permitiendo a Trump la continuidad de su mandato hasta noviembre, decretando un estado de emergencia inédito de consecuencias irreparables en las principales urbes estadunidenses, lo que permitiría que Trump llegue a las elecciones con la imagen de dictador; el otro es que el Congreso ordene su dimisión por incompetente, nombre a un interino y así lograr una tregua en la contienda racial. El mal ya está hecho y el imperio ahora sí parece un tigre herido, no “de papel” como dijo Mao Zedong, pero sí más peligroso por sus heridas.
Esta realidad tan dramática que vive el coloso del Norte nos afectará inmediatamente, no podemos soslayar sus consecuencias por la interdependencia tan fuerte que tenemos con la Casa Blanca y con los organismos financieros con sede en Wall Street. Mientras se recupera la “Nueva Normalidad” en Estados Unidos, que no será en el corto plazo por la magnitud de sus componentes, aquí entramos en la nuestra, relacionada no sólo con la batalla contra el COVID-19, sino con las embestidas irracionales de un conservadurismo también herido, pero en su orgullo, por lo que su odio de clase es ahora más peligroso.
Lo positivo, en nuestro caso, es que nos enfrentamos a un enemigo sin cerebro, por lo mismo es impredecible e irracional en grado extremo. No deja de soñar en un regreso al pasado, como lo señalan las declaraciones de sus principales corifeos, por ejemplo el dirigente panista, Marko Cortés, quien sin morderse la lengua dice que regresarán en el 2021 a ser mayoría en el Congreso, para “poner orden en el país”. Lo terrible es que podrían lograrlo, porque el partido en el poder, Morena, es tan inexistente como el PAN.
El causante de ello es el propio Ejecutivo federal, quien por prejuicios quizá justificados, pero que hoy conviene analizar con objetividad, no acepta el imperativo de contar con una organización de masas que sea el escudo fuerte que garantice el cabal cumplimiento de su proyecto, sintetizado en la Cuarta Transformación. ¿Cuándo lo entenderá?
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