La junta militar de Birmania ha anunciado una tregua temporal en su lucha contra los grupos rebeldes armados, cinco días después de un devastador sismo que cobró la vida de cerca de 2,900 personas.

Este alto el fuego, que estará vigente hasta el 22 de abril, tiene como objetivo acelerar los esfuerzos de ayuda y reconstrucción en el país, además de mantener la paz y estabilidad. La desesperación se ha apoderado de los supervivientes, quienes enfrentan la ardua tarea de reconstruir sus vidas en medio de la destrucción.

Acuerdo de alto el fuego

Tres importantes grupos armados de minorías étnicas y las Fuerzas de Defensa Popular, creadas tras el golpe militar de 2021, han acordado una pausa en las hostilidades para facilitar el despliegue de ayuda humanitaria. Sin embargo, la junta ha advertido que responderá ante cualquier intento de sabotaje por parte de sus opositores.

Desafíos en la respuesta humanitaria

Por su parte, organizaciones humanitarias han denunciado que la respuesta al terremoto se ha visto obstaculizada por los combates constantes entre el ejército y los grupos rebeldes. Reportes de bombardeos en áreas rebeldes tras el sismo han surgido, complicando aún más la situación.

La magnitud del desastre es tal que el jefe de la junta militar se dirigirá a Bangkok para discutir la respuesta al sismo en una cumbre regional.

La ONU estima que 3.5 millones de birmanos ya vivían desplazados antes del terremoto, muchos de ellos en riesgo de hambruna. Escenas de desesperación se han observado, con cientos de personas haciendo fila para recibir ayuda en las áreas afectadas.

La destrucción es vasta, con una de cada tres casas destruidas en algunas localidades, según la OMS, y las instalaciones médicas están saturadas.

El sismo, de magnitud 7.7, se sintió incluso en Bangkok, donde provocó el colapso de un rascacielos en construcción.

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