APUNTES… Se castiga al pueblo,no a los culpables
Por: Guillermo Fabela Quiñones
La premisa que define el proyecto de nación del presidente Andrés Manuel López Obrador es: “Primero los pobres, para que nos vaya bien a todos”. Le sobra razón, bajo cualquier punto de vista. La pobreza arrastra a las familias, a las comunidades, a un país hacia el fondo del subdesarrollo y la depresión moral. En tal contexto, no es razonable que Durango, la entidad del norte de la República con más altos índices de pobreza y marginación, sea severamente afectada por los fuertes recortes al presupuesto de la Federación correspondiente al año 2020.
Es presumible que en el entorno de Palacio Nacional, se tenga la convicción de que tan dramática realidad es producto de muchas décadas de corrupción, desinterés de los mandatarios y de las clases altas de la entidad por el futuro del pueblo. Esto es cierto, situación que se agravó exponencialmente en los dos sexenios anteriores, razón por la cual los niveles de pobreza, desempleo y descomposición social crecieron como nunca antes. Sin embargo, tal situación no se habrá de corregir castigando a los duranguenses con recortes presupuestales, como es el caso para el próximo año.
Porque a final de cuentas son las clases mayoritarias las que habrán de padecer las consecuencias de tan drástica medida, en caso de ser aprobado el Presupuesto de Egresos para el próximo año tal como fue presentado a la Cámara de Diputados. No se castiga a los responsables de la pobreza y los bajos niveles de vida de los duranguenses, ellos tienen resueltos sus problemas. SÍ, en lo político, al gobernador José Rosas Aispuro, quien emitió fuertes declaraciones que revelan su preocupación, plenamente justificada.
En vía de ejemplo, señaló que el presupuesto de 2020 para el campo duranguense se reducirá más de 90 por ciento; informó que este año se destinaron 600 millones de pesos a la agricultura y la ganadería del estado, cuando el sector primario sufre una de las peores sequías de los últimos cincuenta años, y aun así se presupuestaron sólo 54 millones de pesos. Añadió que en caminos y carreteras se invirtieron este año mil 600 millones, cifra que se recortó a 500 millones. Lo más grave es que para el sector salud no se contempla inversión federal en Durango.
Con este esquema de reducciones drásticas, es fácil suponer que la entidad sufrirá consecuencias dramáticas en el corto y mediano plazos, como un mayor deterioro del mercado interno, en tanto que no es fácil que las remesas que envían familiares radicados en Estados Unidos puedan incrementarlas de la noche a la mañana, única opción para evitar una crisis generalizada, que podría presentarse en el primer trimestre del año y afectaría a miles de familias que sobreviven gracias a ese dinero providencial.
La gente culpará de sus problemas en aumento, no al Gobierno de Aispuro, sino al de la «Cuarta Transformación», situación que se verá reflejada en las elecciones del 2021. Morena perdió la capital, Durango, en los comicios de junio pasado, cuando no debió tener dificultades para ganar por la “luna de miel” que vivía el presidente López Obrador con la ciudadanía. El pueblo se olvidaría incluso de que los verdaderos culpables de su pobreza y marginación fueron los políticos del PRI, por la frustración al ver que su realidad es incluso peor que antes. Los costos políticos los pagaría Morena; esto sería irreparable.
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