APUNTES… Ya párenle a su codicia… ¡No jodan!
Por: Guillermo Fabela Quiñones
El exabrupto del dirigente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar Lomelín, patentiza que la luna de miel entre la cúpula empresarial con el presidente López Obrador entró en una fase crítica, indicativa de que el segundo tercio del sexenio se caracterizará por interminables “vencidas” entre el mandatario con los organismos del sector privado, decididos a no aflojar un paso en la estrategia que durante el corrupto régimen tecnocrático les generó ganancias y privilegios que jamás habían alcanzado.
Se quedaron muy mal acostumbrados, pues en sus relaciones con el mandatario en turno eran ellos los que imponían condiciones, a extremos inauditos que condujeron al rompimiento de la gobernabilidad en el país, tanto por la descomposición social concomitante como por la desproporcionada e inhumana acumulación de la renta nacional en sus manos, como en ningún otro país conforme a un hecho incuestionable: el surgimiento de alrededor de quince multibillonarios en dólares que entraron en la súper exclusiva lista de Forbes.
En su declaración a los medios, luego de la reunión convocada por la vicepresidencia de asuntos fiscales de la Concanaco-Servytur en la cual analizaron la iniciativa presidencial sobre la subcontratación de mano de obra (outsourcing), exclamó un enfático “¡no jodan!”, pues dijo que “para quitar una manzana podrida, lo que la autoridad intenta es tumbar los árboles. Entonces uno dice: ¡no jodan! Al talar el árbol nos quedamos sin nada”.
El fondo del asunto es que no se trata de “quitar una manzana podrida”, sino de cortar las raíces del árbol que podría acabar con el bosque, como ha estado sucediendo a partir de que se reformó la Ley Federal del Trabajo el año 2012 para introducir la subcontratación. Fue la joya de la corona para la élite empresarial, en tanto que se le abrió el camino para eludir sus obligaciones contractuales elementales con la clase trabajadora. Fue una de las más grandes violaciones al espíritu y la letra del artículo 123, la culminación del modelo neoliberal que se concretó, “legalmente”, con las reformas estructurales.
¡No jodan!, se le puede responder al dirigente del CCE, párenle a su codicia, es una imprudencia salvaje, irracional, seguir por una ruta que nos llevaría a la pérdida de la estabilidad macroeconómica (pendiente de un hilo), por la agudización del descalabro neoliberal social y económico, ahora agravado por la pandemia y por no querer perder uno solo de sus privilegios. ¡No jodan! El presidente López Obrador ha sido demasiado prudente, incluso llegó a verse como “florero” en asuntos que delegó en Alfonso Romo, pero llegó el momento en que está obligado a cortar el árbol podrido, pues no hacerlo daría margen a que se pudriera todo el bosque.
La pandemia vino a quitar las vendas de los ojos al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), ahora no pueden fingir que no ven el colapso apocalíptico que se cierne sobre la humanidad, tal como lo quieren seguir haciendo sus máximos jerarcas. Pero al parecer esto no lo quieren aceptar los barones del gran capital en nuestro país. El Covid-19 se extendió en México por la falta de responsabilidad de las máximas autoridades del país, según la Organización Mundial de la Salud (OMS); pero es innegable que la causa fundamental fue el colapso brutal del sector dejado por los corruptos gobiernos neoliberales.
La nueva normalidad después de la pandemia no puede convalidar la súper explotación de la clase trabajadora, a extremos comparables a los del despegue de la Revolución Industrial a finales del siglo XIX, como lo pretenden los magnates del sector empresarial. ¡No jodan! Ya no se trata de solidaridad con el país, sino de mero sentido común. La tecnocracia neoliberal les permitió explotar a los trabajadores muy por encima de las leyes y reglamentos laborales. Esto es inviable más tiempo, so pena de tener que recurrir a medidas extremas de una y otra parte que a nadie beneficiarían.
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