CRÓNICA DE UNA PESADILLA INTERMINABLE… Días de angustia, desesperación y pánico (Parte 1)
11/03/2021 - Hace 4 años en MéxicoCRÓNICA DE UNA PESADILLA INTERMINABLE… Días de angustia, desesperación y pánico (Parte 1)
*Después de varios meses las secuelas del COVID-19 persisten
Por: Jesús Reséndiz
*Con mi agradecimiento por siempre para Andrés Maturino y Bernardina Salinas, gracias a ellos por su invaluable ayuda preocupación y solidaridad. Mi agradecimiento de por vida
* A mi esposa Martha, incansable que permaneció a mi lado siempre. Estoy en deuda con ellos. Eso no se olvida
Aunado a los malestares, ocasionados por el contagio de COVID-19, lo que también consume, son los días de incertidumbre, provocados por la espera de los resultados de la prueba de la mortal enfermedad. Mientras la angustia crece, por más medidas que tomen, el miedo se apodera de uno. En tanto que las instituciones de salud, repletas, totalmente rebasadas por la indiferencia de la población ante el enemigo invisible y mortal, reportan cientos de contagios y varios fallecidos diariamente. Un calvario para la prueba.
Esto se ha vuelto un círculo mortal. Por una parte, la autoridad que llegó tarde a poner suevamente “medidas”, en cambio construir puentes, entregar arbolitos y otras cosas, que frenar la movilidad y con ello la disminución de los contagios o lo más cómodo; convertir un asunto de salud pública en cuestión política y culpar al Gobierno federal y al subsecretario López Gatell del incremento de la pandemia. Lo cierto, nadie hizo caso del “quédate en casa”, simplemente fue letra muerta.
El principio del infierno
A finales de agosto del año pasado empezó mi infierno. Lo que comenzó con un simple ardor de garganta se convirtió en una terrible pesadilla, que aún no termina después de varios meses de visitas a los médicos. Toda una farmacia consumida y un gastadero que no tiene fin.
Al tercer día de malestar acudí con una doctora médico general, quien me dio un tratamiento que no surtió efectos. A los cinco días regresé y manifesté que seguía con los malestares, en tanto buscaba a los especialistas de vías respiratorias (en ese tiempo no se conseguían aquí si literalmente, ni para remedio), que se le agregaba tos que se agudizaba en las noches y por las mañanas; le pregunté si debía hacerme la prueba de COVID-19, la doctora me indicó que no tenía síntomas de esa enfermedad, que lo que yo traía era bronquitis. Broncas en los bronquios. Me cambio el tratamiento.
Los días trascurrían y no había ninguna mejora, de nuevo otra vez a consulta y en esta vez manifestó que era necesaria una radiografía, que tanto el radiólogo como ella, me aseguraron que los Rayos X, indicaban derrame pleural leve. La tos era cada vez más fuerte e imparable.
Finalmente y como no había ningún avance, conseguí que me consultara un neumólogo el 30 de septiembre, le platique del infierno que pasaba sobre todo en las noches, con la tos imparable, con la toma de pastillas y jarabes, dormir tres o cuatro horas. Cansado de tata medicina y sin mejoría alguna.
Me cambio el tratamiento y esta vez dio resultado. Anduve bien o aliviado como ocho o diez días. Sin embargo a mediados de octubre de nueva cuenta el ardor de garganta, al día siguiente tos, y dolor de riñones y espalda. Otra vez los medicamentos.