Zona de Debate

Cual hoja al viento…

30/04/2020 - Hace 5 años en México

Cual hoja al viento…

Zona de Debate | 30/04/2020 - Hace 5 años
Cual hoja al viento…

Por: Iván Ramírez

Niños, un café negro, leche bronca, queso fresco o de tuna; “maizcrudos” y pan cubierto con un mantel bordado por ella. Nata en un plato, miel de maguey o huevos que hace unos minutos estaban bajo una gallina. Con ojos lagañosos y pelos hechos remolino llegábamos a desayunar para más tarde regresar todos marranos a pizcar lo que hubiera en  la mesa.

Entre piquetes de abeja y moyotes, gibados o cursientos por chabacanos pasábamos los días encima de árboles sin pensar en el futuro, y al pasado  volteábamos sólo para no olvidar la derrota en las canicas o sacarle con más ganas filo a la punta del trompo de madera.

En el establo un día se les jalaba la cola a las vacas, otro día veíamos ordeñarlas o recogíamos los mojones que estuvieran secos de arriba pero frescos por adentro para jugar guerritas. Arriba del tractor se sentía mejor el aire, el sol y veíamos atentos ese sombrero con una cintilla de cuero la cual oscilaba conforme se partía la tierra.

Un cielo hablándonos de libertad sin escucharlo; nogales ocultando entre sus hojas puños verdes  aprisionando su creación y nosotros, azadón en mano, cuartando o encausando el agua a cada surco sembrado.

Perros sirviéndonos de almohada bajo un mezquite recientemente saqueado, aun a sabiendas que por algo “mezquite” rima con desquite; pues después de arrancarle sus frutos terminábamos corriendo hacia la milpa por el chorrillo que nos cargábamos.

Elote colgado pidiéndole al sol secarlo; el cuero de un cerdo en una rama y la manteca tronando en un cazo donde con los ojos apartabas trozos de carne abrazados a pedazos de grasa aspirando a ser yescas.

Entre cebolla y chile picado. un líquido rojo espera llegar a su punto para terminar envuelto en una tortilla hecha a mano… ¡Ay, moronga! Sangre de dioses acariciando la lengua y recorriendo la tráquea.

Olla en mano, pies descalzos corren hacia el maguey para escarbarle la panza y sacarle el agua miel. Membrillos cocidos restregados contra una malla para hacerlos pulpa, echarle lumbre y hacer cajeta (ate). Pan saliendo del horno de adobe cuyo olor llega hasta las narices de una bola de mocosos surgiendo de una higuera, brincando del tractor o de una carreta vieja.

¡Vamos rápido con la abuela para que te talle los ojos con su pelo!… ¡como son tarugos! rascarse mientras desvenan chiles, antes no se rascaron la cola. ¡Oigan! atrapamos una víbora, está cerca del agujero donde salió el “tlacuache”.

Sabanas con siluetas infantiles formadas de sudor y mugre, calcetines duros,  pantalones rotos y mejillas curtidas, pero siempre, una mano sagrada dándote un zape, una caricia o sobándote la panza por el dolor de tripas.

Amaneceres donde el gallo compite con un sol que, al ir saliendo, va despertando el olor del silo y la alfalfa llena de rocío. Olores impregnados en un sombrero colgado a la entrada, igual que las manos de ella en su mandil de cocina.

Ella y sus consejos sin muchas letras, dura en sus consuelos y nosotros viendo sudar al viejo mientras taquea con la salsa de molcajete. Ahí estábamos alrededor de una mesa sin ser tocados por el futuro, si acaso, ambicionando ser “el santo”, “la princesa caballero” o “el llanero solitario”.

Ahí estuvimos, ahí estuvieron, aquí siguen los viejos, a cuatro dedos, partiendo del centro a la izquierda del pecho y tres más hacia adentro.

Twitter: @ivanramirezdgo

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