Por: Gilberto Jiménez Carrillo

En el mes de mayo, entre el 13 y el 15, de 1911, tropas maderistas atacaron a una comunidad china que estaba asentada en tierras de la Comarca Lagunera. Poco más de 700 chinos vivían en la ciudad de Torreón, en el estado de Coahuila, de los cuales 303 fueron brutal y cobardemente asesinados por las fuerzas revolucionarias. Dicha masacre se debió a la xenofobia y al resentimiento de clase que se venía construyendo contra los pujantes chinos desde finales del siglo XIX.

Por tales agravios, el pasado 17 mayo 2021 en el mismo lugar de los acontecimientos, es decir en Torreón, a nombre del estado mexicano, se realizó una ceremonia de petición de perdón por agravios a la comunidad China en México encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. A principios de mayo de 1911, los rebeldes maderistas de La Laguna peones de campo, rancheros, mineros, empleados urbanos, obreros, artesanos, habían tomado todas las poblaciones de la región incluidas Torreón, Lerdo y Gómez Palacio. Dos mil jinetes mandados por Benjamín Argumedo y Enrique Adame Macías, que habían tomado y defendido Parras y Matamoros en cruentos combates; de las montañas de Mapimí bajó Jesús Agustín Castro con mil 200 soldados; de Tlahualilo llegó Orestes Pereyra con un nutrido contingente.

Un par de semanas antes había llegado a la región Emilio Madero, hermano de Francisco, con el nombramiento de jefe de la revolución en Coahuila y Durango. Castro, Pereyra y Sixto Ugalde –otro de los líderes– reconocieron rápidamente su autoridad. El 4 de mayo Gómez Palacio cayó en manos de los rebeldes y los federales evacuaron la plaza para concentrarse en Torreón, que quedó sitiada el día 12. Luego de tres días de recios combates, los defensores evacuaron la plaza silenciosamente en la madrugada del 15 de mayo.

Si bien es cierto Emilio Madero, Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, Sixto Ugalde y Gregorio García habían pasado la noche en Gómez Palacio; acampados frente a Torreón, con sus hombres, tan pronto como los rebeldes notaron la ausencia de los federales, algunos grupos empezaron a entrar a la plaza y, unidos a los habitantes más pobres de Torreón, notoriamente bebidos unos y otros, saquearon los principales comercios y perpetraron una terrible matanza de chinos.

Los datos históricos señalan que la turba asesinó con malicia a las víctimas, sin importar que entre ellas hubiera mujeres, niños, niñas y adolescentes. El único jefe de cierta significación que estuvo presente fue Benjamín Argumedo, que terminó exonerado por los jueces de la causa. Aunque tarde para los chinos, Orestes Pereyra y Emilio Madero lograron poner fin a los desmanes. Los personajes mencionados líneas arriba eran de Durango y Coahuila, estos líderes se hicieron de la vista gorda y por omisión permitieron la masacre. Después de la matanza, China, reclamó una investigación y castigo a los responsables.

El presidente Francisco I. Madero ofreció una indemnización, pero ésta nunca sucedió, ya que el mandatario fue asesinado en 1913. La matanza de chinos en Torreón, Coahuila, ocurrida el 15 de mayo de 1911 es uno de los pasajes más crueles y violentos que han ocurrido en territorio mexicano.            

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