ENTRE TÚ Y YO… El valor de una mujer
Por: Rosario Castro
“Para las mujeres, todo es posible”, Ignacio Manuel Altamirano, Político y Escritor Mexicano
El valor de una mujer no está en su fuerza física está en su alma, en su corazón, las mujeres cargamos sueños posibles e imposibles, cargamos en nuestro regazo hijos y a veces también maridos o parejas, cargamos amores y desamores, cargamos alegrías pero también penas inmensas, lo mismo cargamos bolsas del supermercado que la ropa de la tintorería, cargamos lo necesario para que nuestros hijos cumplan con su tarea y ahora con la responsabilidad de enseñar en el hogar más que nunca ante la pandemia.
La vida del planeta está llena de aromas de mujer, por las calles caminamos las mujeres, las que trabajan en miles de casas aseando hogares luchando por un futuro mejor para los hijos, este es el mismo sueño de la empleada de la fábrica el de la administrativa, ejecutiva, funcionaria pública, profesionista o empresaria todas nos movemos por un motivo mayor. ¡Nuestros hijos e hijas, nuestras familias¡¡ Por Nosotras mismas! En México la primera que se levanta por la mañana es la mujer y la última que se acuesta también…
Una gran parte de las mujeres en México primero le da de desayunar al marido para que vaya a trabajar y traiga economía al hogar posteriormente se les da a los hijos para que aprovechen el estudio, ¿Qué come la mujer?… ¡Lo que queda!
Hay toda una historia no contada, la nuestra la de las mujeres mexicanas, es una historia llena de claroscuros en la que se minimiza nuestra aportación y nuestra voluntad de ser parte de las luchas que intentan hacer de éste un país mejor. Es bueno recordar que a la hora de asentar el voto femenino las mujeres sufragistas se dividieron, mientras mujeres como Hermila Galindo proponían el voto femenino, otras como Inés Malváez y Luz Vera, argumentaban lo contrario, decían que a las mujeres había que alejarlas de la política para que se dedicaran a impulsar las reformas sociales y educativas.
Nuestro desafío es lograr alianzas más puntuales entre las mujeres políticas y las mujeres de la sociedad, es de rechazar la conducta de las legisladoras de Cámara de Diputados y del Senado en nuestro país que anteponen su vida partidaria al bienestar de muchas mujeres eliminando programas que son de beneficio para las mismas mujeres. Necesitamos construir nuevas formas de hacer política a partir de las necesidades de las mujeres que hoy se abstienen de votar y cerrarle el paso a la intolerancia y el sexismo de los que no quieren ver, de los que no quieren escuchar, para que no nieguen nuestra voz y la voz de aquellas que no pueden hablar por sí mismas.
Hemos avanzado, pero el saldo sigue siendo negativo, la violencia contra niñas y mujeres está en un mayor grado, no estoy de acuerdo en que se use la violencia protestando contra la violencia sobre todo reivindicando derechos, las manifestaciones deben ser libres y firmes sin ser violentas, las jóvenes de hoy usan máscaras y no son cubrebocas por sanidad, las usan sin saber que nunca fue así, desde la primera hora de nuestra lucha, ni lo es hoy ni lo será mañana, nunca se escondió los rostros de las mujeres valientes que lucharon por avances que hoy tenemos, pienso que hay que revisar nuestros pactos, nuestra manera de comunicarnos con las de aquí y las de allá revisar nuestras maneras de relacionarnos entre nosotras y con las otras, qué nos une o divide.
Las mujeres mexicanas hemos escrito otra historia y hoy decimos al país que sin nosotras no hay pasado, presente ni futuro de México. Las mujeres somos más de la mitad y madres de la otra mitad.
Uno de los riesgos que se enfrenta en la agenda es que unas pocas se erijan en portavoces de LAS MUJERES, así con mayúsculas, sin reconocer las diferencias enormes que existen entre quienes estamos en una posición de privilegio y entre quienes viven cotidianamente en la exclusión y pobreza, entre las mujeres jóvenes y las mujeres maduras, entre las solteras y las casadas, entre las católicas y no católicas. No es permitido imponer nuestra visión pensando que todas las mujeres piensan igual, pero podemos compartirles nuestra experiencia, al final la decisión es de cada mujer.
El hombre que diga que una mujer no vale es porque no tuvo abuela, madre, hermanas, novias, esposa, hijas, nietas, amigas y ciudadanas de ese tamaño es el valor de la mujer generacional creadora y constructiva en el mundo. Somos ceiba y mezquite, lago y mar; canto y origen, el revés y el derecho, la memoria y el perdón, multiplicadoras de la fe y esperanza, hacedoras del telar colectivo, para eso queremos el poder para nada más y nada menos que para conservar y honrar la vida misma.
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