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¿Es la mentira política diferente a las otras mentiras?

19/01/2021 - Hace 3 años en México

¿Es la mentira política diferente a las otras mentiras?

Zona de Debate | 19/01/2021 - Hace 3 años
¿Es la mentira política diferente a las otras mentiras?

Por: Gilberto Jiménez Carrillo

La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos o bien los artistas mienten para decir la verdad, mientras los políticos mienten para ocultarla. Estas son algunas frases de la llamada filosofía popular, que se repiten con frecuencia y que ratifican la idea de que la mentira es ineludible en el ejercicio político. Se vive una nueva temporada de campaña para elecciones de gobernadores, alcaldes y diputados locales en 15 estados del país, así como la elección de los diputados federales. Para este próximo 6 de junio, ciudadanos, instituciones académicas, candidatos y medios de comunicación, entre otros actores, seremos llamados a reflexionar sobre nuestra responsabilidad en la erradicación de un fenómeno común en la democracia: la mentira política.

La definición tradicional de mentira (una persona le dice a otra algo falso con la intención de que esta última crea que lo que se le dice es verdadero) es insuficiente para comprender la mentira que suele tener lugar en el ámbito político. Es por ello que la definición tradicional no cubre ciertos casos de mentira, muy comunes en las democracias. Por ejemplo, cuando los políticos salen en los medios de comunicación afirmando hechos que la audiencia sabe que no son ciertos. No cubre tampoco otros casos en que el político dice mentiras, no con el ánimo de engañar, sino con la intención de levantar ciertas emociones o para producir ciertos efectos en actores. Esta clase de mentira no solo transmite creencias falsas, sino que fractura la confianza social y deteriora la calidad de las discusiones sobre los problemas que afectan a la sociedad. Hay muchas mentiras en la política, pero por qué creemos más en unas o en otras y cuál es la eficacia de este tipo de engaño.

En política no solamente es relevante la capacidad para decir algo que es realmente cierto o falso, sino la capacidad de determinar la mejor manera para que lo cierto aparezca como cierto. Las mentiras son distintas a las falsas promesas, pues estas últimas se refieren a acciones futuras que el político sabe que no va a poder cumplir. En el antiguo arte de gobernar el que mentía en política era consciente de ello. Más aún, quien mentía solía pertenecer al círculo restringido de los estadistas y diplomáticos. Al hacerlo, sabía que estaba mintiendo, era consciente del engaño y no quedaba atrapado en él. En consecuencia, pese a la mentira misma, la verdad se conocía y era preservada.

Estos mentirosos no eran personas que fueran a resultar víctimas de sus propias falsedades ya que podían engañar a los demás sin engañarse a sí mismos, se puede decir que quien mentía quedaba por fuera de la mentira. En cambio, la mentira política moderna consiste en el autoengaño, en el mentirse a sí mismo. Ahora el mentiroso dice las mentiras y queda inmerso en ellas. Se las cree en pocas palabras. Lo cierto es que nunca se ha mentido tanto como ahora, ni se ha mentido de una manera tan descarada, sistemática y constante. Pero qué le vamos a hacer, el embustero político posee la misteriosa facultad que le permite decir “brilla el sol” cuando está lloviendo a cántaros. En otras palabras, su habilidad para mentir es uno de los pocos datos evidentes y demostrables que confirman la libertad humana. En “Sobre la mentira”, San Agustín señala que “miente el que tiene una cosa en la mente y expresa otra distinta con palabras u otros signos”.

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