Por: Emmanuel Salazar

Duranguense de nacimiento, aunque adoptado por Chihuahua y Sonora, Manuel Espino Barrientos será el nuevo “superdelegado” del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en una coyuntura de esas en las que, de darse las circunstancias, podría empezar a construir un escenario electoral para favorecerse.

Si bien Espino Barrientos militó por largo tiempo en el PAN, y a la fecha tiene grandes amigos en ese partido político, a nivel estatal es un personaje hasta cierto punto desarraigado, pues sus grandes éxitos los obtuvo en parte en Chihuahua y más en Sonora, para finalmente acceder al Comité Nacional como secretario general y posteriormente como su presidente.

En 2010, víctima de las intrigas al interior del panismo, fue expulsado de dicho partido político y desde entonces desdobló una agenda que puede decirse se abrió a todo tipo de corrientes ideológicas, a grado tal que logró sumarse a la coalición ganadora “Juntos Haremos Historia”, no sin antes, en 2015, como ocurrió hace nueve años, vivir unas escaramuzas en su natal Durango, en el marco de los proceso electorales.

Algunos analistas persisten en colocar a Espino Barriento como parte de un grupo conservador, sin embargo, desde mi perspectiva, hace tiempo se encuentra bajo una dinámica diferente, en la que el acceso al poder ha sido primordial, independientemente del partido político por el cual se llegue.

Espino Barrientos mantuvo contacto con algunos de sus amigos en Durango, sin embargo, si su aspiración es llegar a participar en el proceso electoral del 2022, deberá articular su red de interés de forma rápida, pues tanto tiempo fuera del estado le ha dejado sin arraigo en nuestra entidad.

Lo ideal sería que el nuevo delegado pudiera verdaderamente trabajar para que le fuera mejor al estado, y ojalá así pudiera ocurrir, al menos por los dos siguientes años, para finalmente a inicios del 2022 pueda, si es así su deseo, meterse de lleno al proceso electoral.

En 2017, como diputado federal, Espino Barrientos hizo a un lado diferencias con el Ejecutivo estatal, José Aispuro Torres, y se sumó a gestionar recursos para el Presupuesto de Egresos de la Federación, lo cual hoy Durango requiere con gran premura, pues a diferencia de Sonora y sobre todo Chihuahua, la economía duranguense es dependiente del financiamiento federal.

Entiendo que Espino Barrientos sí vivió el verano de 1986 en Durango, y que se sumó a la lucha por la democracia en aquel inolvidable julio. Ojalá aún recuerde ese momento y luche por ese sueño de gran cantidad de duranguenses.

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@jemmanuelsr