Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Tengo muy presentes dos frases que siempre me dijo mi padre durante mi infancia, una de ellas la reflejo en el título de este escrito: “A los tibios ni Diosito los quiere”, claramente lo dice en la Biblia en Apocalipsis 3:15-19. “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!, pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Si decides emprender un proyecto, saca toda tu imaginación, trabaja lo más duro que puedas y sacrifícate, si no, no lo hagas. México necesita gente apasionada, de ahí parte la segunda frase que mi padre siempre me dijo: “Dedícate a lo que tú quieres, pero que te guste y siempre tienes que ser el mejor”. Que te guste y ser el mejor, para mi es el significado de pasión y creo que lo debe de ser para todos los emprendedores.

Hace unos días, durante la mañanera, el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, transparentó de manera nítida la óptica con la que mira los posicionamientos sobre su Gobierno. Al avisar que debía acortar la sesión porque tenía cita con el productor Epigmenio Ibarra y el actor Damián Alcázar, elogió a este último porque “ese sí, no se anda por las ramas” al momento de externar el apoyo a su causa. No como esos tibios que no se comprometen, añadió el Presidente. Los mexicanos somos afortunados, pues hace poco más de dos años que tenemos un presidente comprometido que surge de ideales y principios sólidos. Tenemos un presidente de pensamiento y acción porque ahora son tiempos de hechos, no de palabras, como decía el revolucionario mexicano nacido en Tingüindin Francisco J. Mújica, el mismo que cuando fue gobernador de Tabasco, cambió el nombre de la capital del estado San Juan Bautista de Tabasco, por el de Villahermosa, indicando que debe de escribirse junto y no separado.

La descripción más sencilla del tibio es de aquel que no es ni fu ni fa, es la persona que no toma decisiones y que cuando lo hace, cambia de parecer continuamente para caerle bien a todo el mundo. Aunque el mundo está lleno de ellos, el problema radica en que cuando estos tienen posiciones de liderazgo, terminan llevando a sectores de la población de un lado a otro sin ninguna contemplación. Es fácil entender que los tibios consideran que no deben situarse en los extremos ideológicos existentes en México, y que más bien desean permanecer en la cómoda tibieza de lo acomodaticio, pues eso les permite mecerse cómodamente entre ideas, partidos y candidatos de derecha o de izquierda sin romperse ni mancharse. Nunca hay que confiar en un tibio, estos sujetos generalmente se disfrazan ideológicamente de centro, sin importar que milite en la izquierda o la derecha, se venden como conciliadores y políticos de puertas abiertas.

Quizá el único que pudiera salvarse es Felipe “el Tibio” Muñoz, medalla de oro en 220 metros pecho en las olimpiadas de México 1968, apodado así por ser su padre oriundo de Aguascalientes y su madre de Río Frío, población ubicada en Puebla. A pesar que muchos no siempre compartan sus ideas o actuaciones, los mexicanos tenemos que agradecerle al licenciado Andrés Manuel López Obrador ser un hombre que defiende sus ideas con valor y pasión, pues sus principios no son negociables. López Obrador nos ha enseñado que los políticos tibios generan tibios ciudadanos. Invito a que cada uno haga su propia lista de duranguenses tibios, se llevarán sorpresas…

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