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HABLAMOS DERECHO… Las cifras que no son cifras

04/06/2020 - Hace 5 años en México

HABLAMOS DERECHO… Las cifras que no son cifras

Zona de Debate | 04/06/2020 - Hace 5 años
HABLAMOS DERECHO… Las cifras que no son cifras

Por: Martin Alberto Hernández González

Queridos lectores, el tema que hoy tocaremos, las cifras que no son cifras y nos referimos en este caso al número de desempleos que ha dejado hasta hora el COVID-19.

Para entrar un poco en materia, debemos de decir, que por cada uno de los números de desempleo o empleos perdidos en lo que va de este año, derivado de la pandemia, lamentablemente son personas quienes dejaron de percibir un ingreso y en muchas ocasiones son los jefes o cabezas de familias.

En otras palabras, cada uno de los empleos perdidos registrados en el IMSS, es una persona sin ingresos y estos números son alarmantes.

Pues se estima que desde marzo a finales de mayo, se perdieran en el país cerca de un millón de empleos formales, “ojo”, de los que tienen seguridad social y todas las prestaciones de Ley, sin embargo, el número se podría duplicar si tenemos en cuenta los llamados empleos informales, como son peluqueros, encargados de negocios pequeños, ayudantes de mecánicos etc. (que nos los aseguran en el IMSS), personas que también sus empleos, pero no son parte de las cifras al no estar en la formalidad laboral.

La parte que debemos de recordar, según datos oficiales al menos el 50 por ciento de la población económicamente activa, se encuentra en la total informalidad, por lo tanto, ese sector es uno de los impartes a vigilar.

De igual manera, según una encuesta reciente, establece que nueve de cada diez mexicanos, ha visto afectada su economía derivado de esta pandemia, pues recordemos que, en muchos de los lugares de trabajo, no se les pagaba el sueldo completo o bien ya no recibían sus ingresos fuertes, como era con los meseros las propinas al no tener persona comiendo en los diferentes restaurantes y lugares de comida.

Sólo algunos privilegiados como son empleados de Gobierno, jueces federales, magistrados, entre otros, percibían sus ingresos, sin trabajar y en el peor de los casos, con guardias, casi de medio día.

En este panorama, no es de extrañar que al terminar la jornada de la sana distancia, la cual concluyó oficialmente el 1 de junio de este 2020 y por ende el regreso a la llamada nueva normalidad, muchas personas salen a la calle.

Algunos, al reabrir el centro de trabajo, otros a buscar el trabajo perdido, para llevar el pan a sus hogares y otros tanto a hacer actividades incluso de recreación, como ha sido ir a Paseo Durango a comprar alguna nieve.

Todo lo anterior, nos sirve para entender, que hoy en día tenemos un gran dilema, pues por una parte se encuentran los servicios de salud: Superados, saqueados y rebasados; no de ahora sino de años, por políticos corruptos y personal de salud, sin escrúpulos quienes saquen a las farmacias incluso para negocios propios.

Estos servicios, al estar colapsados hacen casi imposible poder hacer frente al COVID-19, por la falta de camas y sobre todo de ventiladores artificiales para los enfermos de dicha pandemia, que presentan cuadros graves, los cuales hoy nos ponen como uno de los países del mundo con más muertes por Coronavirus y por el otro lugar encontramos el empobrecimiento general de la población, quienes siguen pagando luz, agua, renta y que en muchos casos han perdido sus fuentes de ingresos, convirtiéndose en las cifras que no son cifras, sino personas.

Las calles tienen que decidir entre arriesgarse a enfermarse y llegar a un sistema de salud colapsado sin capacidad real de atención o bien condenar a su familia a incluso no comer por la falta de ingresos.

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