Por: Emmanuel Salazar

Periódicamente entre políticos se incumplen acuerdos y eso genera consecuencias que repercute en la población en general pues se interrumpe la fluidez en objetivos comunes, que en muchas de las ocasiones representan un bien para la sociedad. El Congreso del Estado había logrado consensos que le había dado estabilidad al Poder Legislativo, pero desafortunadamente pareciera que esa circunstancia se ha perdido pues se preparan los grupos para la disputa electoral del próximo año.

En el inter, surgen agravios como en el que incurrió el diputado José Antonio Ochoa con la diputada Sandra Amaya, quien a su vez podrá argumentar que antes ellos fueron agredidos con la negativa de los legisladores de Morena y del PT a compartir la Junta de Coordinación Política (Jucopo) con los panistas.

Unos y otros tienen sus argumentos, pero lo cierto es que el proceso electoral del próximo año se ha adelantado, y desde ya empiezan las acciones tendientes a presentarse de la mejor forma posible para la elección.

Morena pretenderá crear su propio carro completo, tal y como lo estilo el PRI tantas décadas y para ello se quiere apropiar del Congreso del Estado y aunque no compartamos la decisión de enmendar el acuerdo que suscribieron hace dos años para tener una presidencia rotatoria, la política es así, las buenas intenciones no sobreviven y el pragmatismo se impone con cierta frecuencia. Seguramente los estrategas de Morena se han dado cuenta que, en un año, como partido en el Gobierno federal tendrán que pagar facturas, tal y como lo deberá hacer el Gobierno estatal.

Los ciudadanos volverán a tener la oportunidad de valorar la gestión federal y estatal, aunque en el ámbito nacional se contará con ese gran condicionante que es el uso de los programas sociales que tanto dinero ha lanzado desde que llego el presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero seguramente tendrán que hacer frente a los errores que acumulan y que el presidente pareciera no observar al lanzar al país a la reactivación en plena escalada de epidemia.

Aunque, hay que decirlo, al país no le quedaba de otra, pues o lo mata el Coronavirus COVID-19 o lo mata la inactividad económica, lo que supone que el país se sacó la rifa del tigre. A nivel estatal deberán enfrentar lastres como lo que ocurre en la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), que da la razón al Presidente en cuanto a que los más ricos son los que más se benefician, claro proporcionalmente.

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