Por: Quetzal Herrera

Al cierre del mes de agosto la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha dado a conocer  una cifra que está relacionada directamente con el estancamiento económico, según lo han dado a conocer analistas nacionales, y es que se ha reconocido que existe un subejercicio por el orden de los 232 mil millones de pesos, es decir, el Gobierno federal ha dejado de gastar esa cantidad de recursos a pesar que es una cifra ya autorizada para el ejercicio fiscal 2019; ojalá que exista el tiempo suficiente en lo que resta del año para aplicar dicho recurso, de no ser así se regresaría a las arcas de la Federación y se le podría dar otro uso distinto al que tienen etiquetado, según lo establece la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, que determina que deberá ser en total transparencia y apegados a la normatividad fiscal vigente en el país.

Es importante dejar en claro que cualquier entidad que reciba recurso público tiene la obligación de gastar sólo el presupuesto asignado, ya que es muy común que exista la percepción que al no gastarse el dinero “se está ahorrando” y no es así, de entrada quien cae en dichos subejercicios deja de manifiesto que no lleva una planeación administrativa eficiente de lo asignado; no gastar no habla de buenos administradores, por el contrario. También incurre en una mala administración quien gasta más de lo asignado, es decir quien cae en los sobreejercicios, por lo que aquí se deja en claro que dichos dependencias deben hacer un trabajo minucioso en las proyecciones que tienen para el siguiente año fiscal.

Pongamos de ejemplo cualquier estado de la República o del propio Gobierno federal, que en el Presupuesto de Egresos de la Federación del siguiente año se busca la asignación de cierta cantidad que se supone sería suficiente para hacerle frente a sus planes de desarrollo, creación de infraestructura o implementación de programas de apoyo económico; cuando en verdad se busca que existan ahorros es cuando en dicho presupuesto los costos para la realización de una obra en específico disminuyeron por cualquier razón, en este caso se ha gastado el dinero proyectado pero hubo ahorro precisamente de esa acción. Bajo esta lógica es claro que el dinero que no se gasta no es ahorro, porque entonces ocurre lo que ha salido a la luz pública, que no hay obra en los estados y municipios, que no existe el medicamento suficiente, etcétera, en el caso que esos 232 mil millones hayan estado destinados a esos rubros; en otras palabras, México no puede dejar de estar haciendo acciones en beneficio de los ciudadanos por tener el dinero “bajo el colchón”.

Por otra parte, tener ese dinero guardado genera esa falta de circulante que es muy indispensable en estos tiempos, es necesario crear condiciones laborales que les permita a los ciudadanos adquirir bienes y servicios, mismo que generaría también un impulso a la pequeña y mediana empresa. México en verdad necesita una mejor planeación financiera, que se traduzca en crecimiento, de entrada, y de la mano iría el desarrollo que tanto ha mencionado López Obrador, pues así con el presupuesto congelado, ni una, ni otra.

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