Por: Quetzal Herrera

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece ciertos criterios y normas estándares para la prevención y atención de casos médicos a nivel mundial, lo cierto es que ningún Gobierno, del orden que sea, están preparados en sus políticas públicas para la erradicación de una pandemia con las características en las que nos encontramos por el Coronavirus, cada quien ha ido creando los esquemas de trabajo de acuerdo a cada circunstancia, con la diferencia de que existen países que han tenido más tiempo para la contención del virus y a algunos otros, por la razón que sea, los ha tomado por sorpresa al grado de contabilizar números muy altos en cuanto a defunciones y casos positivos.

Todo lo que se vaya generando de protección a las familias en el caso de México y Durango, han salido de la necesidad de implementar políticas públicas nada sencillas en cuanto a los efectos, pero sí muy necesarias; vamos, no existe a nivel federal un fondo para ser utilizado en caso de llegar a una contingencia como la actual; no contamos con un marco normativo que castigue a quien insulte o discrimine a consecuencia de una falsa alarma de contagio; no tenemos los espacios suficientes ni los respiradores necesarios para cada paciente infectado; carecemos de herramientas legales para obligar a quienes en un afán “valemadrista” andan como si nada en la calle exponiéndose no solo ellos sino también a su familia y amigos. Todos los elementos que se han generado tanto de apoyo como de presión han salido ante la necesidad de hacernos entrar en razón.

Tenemos situaciones extraordinarias que los gobiernos han ido aterrizando de manera paulatina y en la medida de sus posibilidades, ya que como sociedad tampoco estamos preparados para una situación de esta naturaleza, y nuestra reacción en un importante porcentaje de la población es la desobediencia ante la incredulidad de la emergencia, desde luego también existe la necesidad de quienes viven al día y buscan llevar ingresos a su casa para la manutención de las familias, y tampoco para darles respuesta por parte de los gobiernos existen políticas en ese sentido, sin embargo, el principal respaldo ciudadano en este momento son sus representantes, y lo que puedan implementar en verdad ayudaría a mucha gente.

Desde el Gobierno Federal la cosa se complica aún mucho más, pues no solo no estaba entre sus planes una pandemia con estas características, tampoco estaba la disminución hasta llegar a números negativos por el precio del barril de petróleo, por lo que no solo tienen que implementar medidas urgentes para la emergencia sanitaria, también deberán hacerlo para no dejar hundir a Pemex, pues necesita de la inyección de recurso por parte de la Federación, provocando un efecto en cadena al dejar de hacer otras cosas por atender estos dos rubros, y las determinaciones que se hagan, esperamos que para bien, no formaban parte de un plan de acción de Gobierno, sino que también deben hacerlo con algo de apuro y poca planeación.

Quizá nada, en cuanto a políticas públicas se refiere, valga más la pena como temas que electoralmente sean redituables, lo demás no urge, nada es necesario hasta que suceden cosas como la pandemia por el COVID-19, hasta ese momento podemos constatar que la salubridad es un rubro donde lo que se aplique nunca será un gasto, sino una inversión, pues la salud de los mexicanos no debe estar en juego; por lo que ojalá cuando todo esto termine en verdad se destinen recursos a áreas realmente necesarias, como a la medicina.

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