LA PALABRA DEL GIOCONDO… La mano que mece la cuna
Por: Alejandro Flores de la Parra
Poco a poco, mientras el proceso de entrega-recepción de la administración pública municipal del Ayuntamiento de Durango, se lleva a cabo, se empieza a dilucidar la verdadera situación financiera que se vive a su interior.
Uno de los temas que se han difundido en distintos medios de comunicación, es el adeudo que se tiene en Aguas del Municipio, donde se habla de una deuda a corto plazo por 125 millones de pesos, que no son poca cosa, tomando en cuenta que estamos cercanos al último trimestre del año y que la nueva administración tendrá un lapso muy corto para renegociar los recursos otorgados por el Estado para el último tercio del año y para buscar que, en el ejercicio fiscal 2020, cuente con recursos suficientes para afrontar los compromisos financieros que la administración saliente le va a heredar.
Un tema aún más crítico y que pone en riesgo no solo la administración sino la seguridad pública, es el adeudo que el «gobierno ciudadano» tiene con sus proveedores de gasolina. No solo se trata de lo financiero, sino de la operatividad de las corporaciones, lo que se pone en entredicho. Imagínese una ciudad donde no haya patrullas circulando por falta de combustible y no haya bomberos ni personal de rescate listo para salir a atender una emergencia. Pareciera el guion de una película apocalíptica pero es una situación real que se podría vivir justo al finalizar la administración del Doctor Enríquez, aquel que decía: «Defendendamos el cambio», si no se toman medidas correctivas en materia financiera.
Menudo reto que tendrá que afrontar el Presidente municipal entrante y que, seguro, será una de sus prioridades. Sabemos que, aunque Jorge Salum no tendrá claro la situación financiera real que guarda el Ayuntamiento de Durango, hasta finalizado el proceso de entrega-recepción y que tenga en su poder los libros contables para hacer una minuciosa revisión, es consciente de lo que todos especulamos: El ayuntamiento de Durango no cuenta con finanzas públicas sanas.
Recordemos que el primer director municipal de Administración y Finanzas, era Francisco Bueno Ayup y desde su inicio fue señalado por sus malos manejos en las arcas municipales. Si a esto le agregamos que el Presidente municipal priorizó el uso de recursos públicos en el impulso de su imagen personal con fines electoreros, durante los tres años de su gestión, no hace falta ser auditor certificado para imaginarse que el Ayuntamiento no será un «carrito recién aceitado» para la administración que está por llegar.
Mientras esperamos que nuestra ciudad no se convierta en una historia de suspenso y terror, seamos observantes del proceso de cambio de estafeta y revisemos cómo dejó la casa el que meció la cuna los últimos tres años.
Twitter: @AlejandroFdelaP