Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Se imagina usted amable lector, que en un pueblo donde solo existen dos camionetas los dueños de estos vehículos chocan. Como para no creerse verdad. Resulta que hace unos días los policías tripulantes de dos patrullas nuevecitas recién adquiridas por la policía municipal de Durango, chocaron entre sí en la madrugada. Ante tan inusitada información cualquiera se preguntaría que seguramente la coalición de las dos patrullas se debió a que los celosos guardianes de la Ley realizaban una temeraria persecución con la intención de capturar a peligrosos maleantes. Pues no fue así, el choque fue a las cinco de la mañana, cuando la ciudad y sus habitantes se encuentran dormidos. En el caso de los audaces policías que chocaron entre ellos, si el peritaje demuestra su responsabilidad, podrían ser sancionados y en su caso, tendrán que cubrir el gasto en la reparación de las unidades a su cargo. Qué necesidad tenían los policías de chocar entre ellos en la madrugada, mejor como acostumbran hacerlo, se hubieran agazapado como ladrones furtivos abajo del puente negro o en otros lugares de la ciudad instalando anticonstitucionales retenes llevándose motos sin placas, infraccionando a quien no lleva el cinturón de seguridad, le falta una placa, excede con tres kilómetros los límites de velocidad, circula en carro americano y no tiene para apagar los dos mil cien pesos para adquirir placas y seguro y cualquier cosa que se les ocurra con tal de aceptar una “mordida” de mínimo 200 pesos.

Desde 1951 y hasta 1969 se transmitió por la XEW un radioteatro basado en hechos reales en los que, para bien de la sociedad, intervenía la policía. El popular programa que repercutía en la buena imagen de las diferentes policías ante los ciudadanos era conducido por un policía real, que entre sus cualidades contaba con una voz radiofónicamente memorable, el comandante Luis Pérez Cervantes. Se escuchaba una sirena que luego quedaba como fondo de la voz del precitado comandante que decía: Atención patrullas y casetas, atención patrullas y casetas… Llamada general… llamada general… Aquí entraban unos acordes musicales de suspenso que daban pie a la misma voz que anunciaba el título de la serie: La policía siempre vigila.

La popularidad del programa de radio originó que “Los Polivoces” hicieran una parodia del mismo con el título: La policía siempre en vigilia. Tal nombre llevaba su jiribilla, ya que en nuestro país la palabra vigilia se asocia con comer poco y con el pretexto de que los sueldos de los elementos policiacos son bajos, estos se hicieron proclives a la transa y a la mordida. Era común que los niños de la época jugáramos a policías y ladrones, entretenimiento donde éramos más los que queríamos ser policías -los buenos- pues los que elegían ser ladrones eran los malos.

En la actualidad la sociedad tiene una pésima percepción de la policía y peor cuando nos damos cuenta que el inexperto e insensible Director Municipal de Seguridad Pública, manda golpear y detener a empresarios dueños de gimnasios por el solo hecho de manifestarse. Propongo hacer un programa, desde el punto de vista ciudadano, que sea la contraparte de la policía siempre nos friega y se llame la policía siempre vigila.

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