Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Las emociones juegan un papel muy importante en el ser humano, ya que determinantemente influyen en la manera cómo éste percibe e interpreta su realidad y su circunstancia, así como en las decisiones que toma. De hecho, algunas investigaciones científicas han encontrado que las emociones que experimenta el ser humano son la clave de sus decisiones. En el caso de la política, las emociones influyen en las decisiones que adopta la gente y la forma como perciben la realidad, ya que, de cierto modo, lo que se percibe está condicionado por lo que se siente, y lo que se siente está moldeado o influido por lo que ha sido percibido.

En la actualidad, la política se articula en torno a las movilizaciones de las emociones primarias (innatas) de los ciudadanos, como el deseo, el miedo, la alegría o la ira, o bien, en torno a las emociones secundarias (adquiridas), como la vergüenza y el orgullo. En el caso de la política electoral, las emociones dominan la intención del voto, ya que el ciudadano tiende a actuar influenciado por sus sentimientos, pasiones, ilusiones y entusiasmo. Es decir, el ciudadano es movido por lo que “le dicta el corazón”. Las emociones primarias, como el miedo y la ira, juegan un papel importante en el comportamiento del votante. Pero también las denominadas secundarias y en particular, la vergüenza y el orgullo, que, en la política electoral, dominan y determinan en cierta forma, los sentimientos y emociones de los electores. Se emplea el término orgullo para describir la satisfacción personal que se experimenta por la consecución de un logro propio o ajeno.

El orgullo es una manifestación de la alegría como emoción, ya que la experiencia de la persona que siente orgullo por algo, es de alegría y satisfacción. El orgullo es un rasgo o creencia que genera aprobación y complacencia por lo que somos, hacemos, tenemos, nos identificamos o con quien nos relacionamos. Se entiende por orgullo esa impresión agradable que surge de la mente cuando la contemplación de nuestra virtud, belleza, riqueza o poder nos lleva a sentirnos satisfechos de nosotros mismos a causa de algún talento o posesión que disfrutamos.

Por su parte, la vergüenza se conceptualiza como una sensación humana o afección emocional que origina una turbación del ánimo ocasionada por alguna falta cometida o por alguna acción deshonrosa y humillante, ya sea propia o ajena. Asimismo, se asocia con el deshonor, la desgracia o la reprobación.

La falta de buenos resultados y las actitudes omisas (el no hacer nada), también pueden generar situaciones vergonzosas, principalmente en el ámbito político. Las consecuencias que genera el sentimiento de vergüenza en la conducta de las personas son variadas. la vergüenza es una de las emociones más intensas y desagradables que pueda sufrir la persona. Su manifestación inmediata es el enrojecimiento del rostro, el nerviosismo y la paralización facial. Entre las personas, la vergüenza origina un grado de incomodidad, malestar y arrepentimiento. Además, la vergüenza debilita el carácter, la identidad y la autoestima. En la política electoral, el denominado voto duro está muy relacionado con el orgullo de militar, simpatizar, pertenecer, coincidir o apoyar a un determinado partido político o candidato. Por su parte, el voto cambiante o indeciso está más relacionado con el sentimiento de vergüenza.

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