Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Hace ya varios días que iniciaron las campañas para elegir a las y los nuevos diputados federales y locales de Durango. Según las encuestas, en algunos distritos, se avizoran procesos muy cerrados y disputados. En Durango estamos acostumbrados a vivir campañas, prácticamente, cada año. Si no son elecciones para gobernador, las hay para diputaciones locales o federales como es el caso del próximo 6 de junio, presidencias municipales y Senado; esta última elección aparejada a la presidencial.

En los últimos diez años, solo hemos dejado de votar un par de ocasiones. La ciudadanía ya casi no cree en las propuestas, existe un desencanto y un desinterés generalizado. Solo hace falta recorrer las calles de las ciudades y de los pueblos o platicar con cualquier ciudadano, para darse cuenta de que las condiciones, en, al menos, las últimas cuatro o cinco administraciones, han cambiado muy poco o de plano no lo han hecho.

Por esa razón, la inmensa mayoría de la población considera que los candidatos piden el voto a cambio de nada, pues consideran que todo seguirá igual. En cuanto a los principales candidatos, unos ya fueron diputados en épocas pasadas y pretenden volver a ocupar una curul; otros son diputados y aspiran a relegirse y los otros son candidatos por vez primera al cargo de legislador. Todos, sin excepción, ofrecen proyectos muy bonitos, algunos de ellos irrealizables y descabellados. Ofrecen la creación de empleos e inversiones, abatir la pobreza, progreso para todos, entre otros.

Los que ya fueron legisladores, cuando estuvieron prometieron lo mismo que ofrecen hoy y no cumplieron, los que están y aspiran a la reelección, en casi tres años de ocupar una silla en el congreso y en la cámara, tampoco pudieron o supieron trabajar en beneficio de sus representados, y los que quieren ser por primera vez se la creen y andan ofreciendo las perlas de la virgen, cuando su tarea va a ser legislar, o sea crear, reformar o derogar leyes.

Dicho de otra manera, los proyectos de los candidatos, no reflejan absolutamente nada de lo que pide y reclama la ciudadanía, lo que quiere decir que piden el voto a cambio de nada. Aunque ir a votar y formar parte del sistema electoral es importante, toma aún más relevancia que la ciudadanía despierte un sentido crítico en contra de quienes aspiran a dizque representarnos. Por mucho tiempo, Durango y todos los municipios del estado y del país en general, se han convertido en pequeños reinados que enriquecen a pocos y empobrecen a muchos.

En la selección de candidaturas no hay filtros de calidad, no se analizan proyectos ni propuestas, todo gira en torno a intereses políticos y partidistas que, en la cúpula, muchas veces, se resuelven en una noche de copas. Los ciudadanos le pedimos a los candidatos y candidatas inteligencia, cordura y propuestas concretas y claras. No queremos saber qué van a hacer, queremos conocer los cuándos, los cómos y los dóndes. Ya basta de pisotear la voluntad y los intereses de la gente.

Exijamos compromiso, presionemos por todas las vías posibles y generemos un bloque que, por su constante participación, obligue al funcionario a servir y no a ser servido, de lo contrario una vez más seguiremos pensando y creyendo que los candidatos nos pedirán el voto a cambio de nada y finalmente las cosas seguirán igual.

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