Por: Erick R. Solís Tavizón

Divide et ímpera -divide y vencerás- fueron las palabras utilizadas por el gobernante romano Julio César con las que aconseja que quien desee controlar un Gobierno con poco esfuerzo, debe crear confusión y sembrar la desconfianza. En el año 338 A. C. tras la victoria de los romanos sobre su mayor enemigo: La Liga Latina (una confederación de unas 30 aldeas y tribus aliadas para bloquear la expansión romana) se enfrentaron a un nuevo problema: Cómo gobernar la región evitando que el vacío de poder dejado por la caída de la Liga, le allanara el camino a otro enemigo mayor. La solución fue la que más tarde se denominaría “dívide et ímpera”, que se convirtió en el fundamento estratégico sobre el que Roma forjaría su nuevo Gobierno.

Como en la vieja máxima del imperio romano, que cuando querían conquistar a una nueva nación para su imperio aplicaban la política del “divide et impera”, así hoy el presidente López Obrador le apuesta a dividir y pulverizar el voto opositor para enfrentar las complicadas elecciones de 2021 y el riesgo de que Morena pierda la mayoría en San Lázaro.

La estrategia fue decidida y planeada directamente desde el palacete ubicado en calle Plaza de la Constitución en Ciudad de México, derivada del diagnóstico realista de encuestas y sondeos internos que reconocen que el partido del presidente se ha debilitado y que, entre sus pleitos y trifulcas internas y la incapacidad de sus dirigentes para movilizar una estructura nacional aún dispersa y desarticulada morena no le garantiza en estos momentos a López Obrador ganar la mayoría de los 300 distritos electorales en los que se elegirán diputados federales así como los congresos locales en julio del próximo año, muy distinto el panorama para las gubernaturas en donde las mismas encuestas dicen que los candidatos morenistas pueden arrasar en al menos 11 de 15 estados que eligen gobernador.

Para corregir la debilidad de Morena en la estratégica elección parlamentaria e intentar garantizar que en la segunda mitad de su sexenio haya una mayoría legislativa en San Lázaro que consolide los cambios y reformas de la Cuarta Transformación (4T), el Presidente y sus asesores idearon un esquema que le apuesta no solo a fortalecer a sus candidatos morenistas, sino a sus partidos aliados actuales y, sobre todo a los llamados “partidos emergentes”, como ya es bien sabido obtuvieron su registro tres institutos políticos que no es ningún secreto son aliados al Presidente.

Entre los nuevos partidos políticos que son afines al proyecto cuatroteísta y ya habrían comprometido su apoyo; están las Redes Sociales Progresistas (RSP); Encuentro Solidario (PES) que ya es aliado actual en el Congreso y lo sería con su nuevo registro; y marcadamente Fuerza Social por México (FSXM), el partido convocado por Pedro Haces, líder de la CATEM.

Muchos pensarían que la oposición, esa fragmentada y debilitada oposición está hoy más unida, fuerte y solida que nunca, gracias al ya tan mencionado “Si por México”, esa organización que propone temas, como la democracia plena, la seguridad y acceso a la justicia, combate a la corrupción, salud y educación universal, combate a la pobreza, igualdad, violencia contra las mujeres, ambiente sano y susténtale, entre otras.

Las anteriores propuestas que la denominada organización hacen a los mexicanos, no tienen nada de malo, pero tampoco nada de nuevo. Es muy parecida a la que siempre nos proponen en cada elección los todos y cada uno de los partidos políticos.

De hecho y hasta de cierta forma, es difícil no estar de acuerdo con cada una de ellas, porque ¿Quién no quiere vivir en un país seguro, en donde reciba servicios públicos de alta calidad, en donde haya amplias oportunidades para mejorar la situación económica y social, en donde nadie sufra de discriminación y desigualdad, en donde se tenga la seguridad que la ley se aplica igual para todos? Es algo que ellos mismos siempre han propuesto.

Pareciera que dicha estrategia también fue románticamente ideada por el presidente, no solo para acabar de pulverizar a los ideales partidistas, sino también a las estructuras y los liderazgos, pero ahora desde su interior.

Para dividir y vencer. ¿Sera?

Por: Erick R. Solís Tavizón

Twitter: @ErickSolisT