Por: Erick R. Solís Tavizón

El primer domingo de junio se renovarán miles de cargos públicos en todo el país, estarán en juego las 500 diputaciones federales, gobernaturas, presidencias municipales, cabildos, alcaldías en la Ciudad de México, y en el caso de nuestro Estado se renovarán las 25 curules del Congreso local.

Los comicios electorales por los que atravesamos marcarán el rumbo del país, pues es el primer proceso importante por el que atravesará el gobierno que encabeza AMLO, después que, en 2018, millones de mexicanos votaran por él y por su partido, de modo que, será también una evaluación muy clara de lo que los ciudadanos piensan sobre el desempeño del Gobierno federal y el rumbo que está tomando el país.

La evaluación del Presidente y de su proyecto no se va dar en el vacío, pues se requiere que la oposición tenga claridad respecto a la alternativa que pueden suponer. Para ello, el primer factor que puede inclinar la preferencia ciudadana ya se decidió, y fue la designación de candidatos que en efecto puedan permitir suponer que lo harán mejor que los que actualmente ocupan las curules o los cargos de la administración pública.

La honestidad de los candidatos es un tema importante, tal como lo mencionó el entonces candidato presidencial AMLO en la campaña del 2018; pero, considero que no puede ser el único criterio para seleccionar a los postulantes. La experiencia nos indica que mucha honestidad, pero poca capacidad, da como resultado un gobierno carente de logros, el cual, ocupa la mayor parte de su tiempo en hablar, hablar, y hablar, pero no es capaz de materializar políticas públicas que beneficien a la gente.

Aunado a la honestidad, necesitamos también personas que sean capaces y que tengan propuestas para atender las apremiantes necesidades de la sociedad. Pues sin duda, tenemos áreas cruciales con altísimas necesidades de mejora. Por ejemplo, se requiere que tanto a los congresos locales como a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión lleguen personas preparadas para dar batalla por modelos de desarrollo económico que pueda beneficiar y marcar la pauta para un verdadero crecimiento a nivel global.

Necesitamos especialistas en muchas materias, una de las más importantes es la seguridad pública, pues pese a las promesas del Gobierno federal y de los gobiernos estatales de disminuir los índices de criminalidad, lo cierto es que “se tienen otros datos” pues la incidencia delictiva apenas se ha modificado respecto a la desastrosa situación con la que terminó la anterior administración federal. Ese cáncer de delincuencia y crimen organizado que afecta a millones de mexicanos puede combatirse con políticas públicas que ayuden su disminución, pero para ello, se requiere tener conocimiento en el tema y la capacidad de materializar en hechos las propuestas.

No es por nada, pero también se requiere que lleguen a muchos de esos cargos públicos buenos abogados, y más al de carácter legislativo, pues la redacción de leyes no debe dejarse en manos de personas populares, que seguramente son muy buenos cantantes, bailarines o luchadores; pero que no tienen idea del tipo de trabajo que se hace en un parlamento. Redactar leyes orientadas a la garantía efectiva de los valores comunes que tenemos como duranguenses y como mexicanos, no es una tarea sencilla y en lo personal no creo que deba ser tomada a la ligera. El conocimiento de los especialistas es indispensable en el ámbito legislativo si queremos que se hagan reformas bien pensadas, bien escritas y dirigidas a los sectores de la sociedad que lo requieran.

Esperemos que, con la responsabilidad histórica que nos corresponde, podamos emitir un voto razonado y analizado, el cual, nos permita elegir en las urnas a los mejores, a los mas preparados y a los que conozcan el contexto social y jurídico, no a cómplices partidarios, a bailarines o payasos; mismos que carecen de ideas y de propuestas reales que puedan sacar adelante al país y a nuestro estado.

ES Cuanto.

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