Por encima de las instituciones, el bien común
Por: Luis Alberto Jorge López Chávez
Cuando niño jamas imagine una posible alianza PAN-PRI-PRD, el PAN representaba en Durango independientemente de sus ideologías todo lo contrario al PRI, eran dos segmentos polarizados, el PRD surgía como un contraste de ambas fuerzas, hoy los tres partidos están a punto de consolidar una alianza común.
Dejando de lado las fobias, debemos de poner en contexto que los partidos políticos son instituciones, así como lo es la iglesia, el Estado y hasta la familia, formadas por hombres y mujeres y por lo tanto perfectibles, no perfectas, integradas por buenos y malos.
En este tenor, se dice, que las instituciones las forman las personas, y aunque a últimamente los partidos políticos han pasado por mas obscuros que claros, la historia nos ha mostrado que existen nombres destacadísimos que ayudan a iluminar y a desempañar un poco la tan acequiada reputación de la que hoy gozan.
No se puede borrar de la historia del PAN a hombres intachables como Manuel Gómez Morín, Manuel J. Clouthier o Carlos Castillo Peraza, y en lo local a Juan de Dios Castro y Federico Ling Altamirano. En el PRI también existieron destacables como Lázaro Cárdenas, Luis Donaldo Colosio o Jesús Reyes Heroles; en lo local Jorge Herrera Delgado y Pedro Ávila Nevárez. Por su parte el PRD y su creador Cuauhtémoc Cardenas Solorzano iniciaron el difícil camino a la transición democrática en nuestro país.
Esto nos deja de enseñanza y como dice el adagio popular “De todo hay en la viña del señor”. Una institución no es buena o mala por si misma, es una conjunción de voluntades que en determinados momentos puede conducirse de manera correcta o incorrecta, es un mecanismo para buscar fines comunes y en esencia para llegar a un objetivo.
Hoy el objetivo de estas tres instituciones se encuentra mas que claro, intentar detener una maquinaria, que por cierto también se encuentra constituida y alimentada por integrantes de los partidos políticos antes en mención llamada Morena, independientemente de los objetivos que este partido de reciente creación tenga se ha erigido como una fuerza que intenta romper los equilibrios, y alcanzar el poder absoluto, un franco peligro para la democracia incipiente, pero reinante en la que vivimos.
Hoy no hay buenos ni malos, los principios particulares de cada partido se mantienen, lo más importante es hacer frente a una fuerza que amenaza con mandar al diablo las instituciones, que se puede convertir, si se le deja crecer sin resistencias en un verdadero peligro para México.
Por: Luis Alberto Jorge López Chávez
Twitter: @LuisLopezdgo