PUERTA INTERIOR… Por qué nos acosan
Por: Norma Huizar
No puedo decir que estoy sorprendida de todos los casos de acoso que se han presentado últimamente en nuestra entidad. Lo que me tiene gratamente sorprendida es la valentía para denunciar.
No es fácil denunciar a mi jefe que me está pidiendo un favor sexual a cambio de permanecer en mi trabajo.
O al que me prometió un trabajo, y me dice que ya estoy contratada y al final si no me acuesto con él, no aparezco en nómina.
¿Son así siempre, o hasta que tienen un poco de poder se comportan de esa manera? ¿Siempre han deseado muchas mujeres y no se atreven a decirles? ¿no son atractivos? ¿son tímidos y temen ser rechazados? ¿eran fieles y buenos como pareja, pero con un puesto de medio pelo, se empoderan y quieren fornicarse a todas las mujeres que están a su mando?
El acoso, no es cuestión de sexo, es cuestión de poder.
Lo más lamentable es que algunos se sienten inmunes o protegidos por sus cupulas empresariales, sindicales, partidistas, etc.
El poder les hace creer que son superiores, y que así serán siempre, se nos olvida a todos que estamos en un sube y baja en la vida.
He escuchado hombres en con puestos importantes que dicen: ¡ay, pero si nomas quería acostarme contigo!, ¿Por qué tanto escandalo?
“Da gracias que todavía me fije en ti, con la edad que tienes, ya no cualquiera quiere contigo”.
“¡Tú eres muy liberal! ¿Porque no quieres acostarte conmigo?”
Y ahí me doy cuenta que ser liberal para la mayoría, implica tener muchas parejas sexuales y/o aceptar irse a la cama con el que te lo pida, nomás porque él así lo desea.
Y qué pasa cuando denunciamos: ¿Soy tu jefe, quien te va a creer?, soy un hombre de familia, con una trayectoria intachable y es tu palabra contra la mía. Yo soy (mencionan su cargo) y tú eres una simple empleada, secretaria, directora de medio pelo, etc.
Otro de los argumentos para descalificar una denuncia es que es una mujer de dudoso comportamiento, “es muy llevadita”, “habla de sexo continuamente”, “no es de fiar”.
Y así, las mujeres seguimos siendo acosadas sexualmente, en el trabajo, en la escuela, en la casa, en la calle, en el hospital, en las dependencias donde se imparte la justicia, en los bancos, en la universidad, etc.
Y la justicia sigue ciega, sorda y muda ante las denuncias y diciéndonos como debemos comportarnos, vestirnos, hablar y hasta la hora en que podemos andar en la calle, mientras los hombres siguen cómodamente pensando que estamos a su disposición, claro mientras se sientan con poder y con impunidad.
Impunidad es la clave y ahí es donde debemos dar la lucha.
Twitter: @_NormaHuizar_