La tragedia del pasado lunes 4 de noviembre, en la que pierden la vida tres mujeres y seis niños, fueron víctimas de una terrible masacre en Sonora. Las víctimas son parte de una comunidad mormona de aproximadamente tres mil miembros que viven en México. Este suceso se ha tornado a amplia discusión que no termina aquí, por el contrario, abre la discusión al tema de la intervención de Estados Unidos, armas, sectas, cárteles e inseguridad en México.

Comunidad acentuada en Galena desde 1862 después de la prohibición de la poligamia en Estados Unidos emigra a México y se dedicada principalmente a la agricultura y ganadería. Son parte primordial de la economía de este municipio, sus prácticas religiosas tienen muchas vertientes a través de los años por asesinatos, poligamia, maltrato e incluso vinculados con la secta sexual Nxivm, e incluso aparecieron en el documental de Raniere “Encender el Corazón”.

Lamentamos profundamente los hechos mencionados, es tan solo una mirada a lo que pasa en todo el país.

El  presidente Trump no dudó en “ofrecer ayuda” al presidente López Obrador para combatir al narcotráfico y esclarecer este suceso.  Pero la guerra al narcotráfico una vez mas no es la respuesta, ya vimos tras los sucesos de Sinaloa y Michoacán que la fuerza armada que tiene el narcotráfico es más fuerte que la de las autoridades. Pero sobre todo, ya vimos que el pueblo mexicano no está dispuesto a otra guerra más en la cual los principales afectados somos los ciudadanos. En una reflexión cuando Álex LeBarón le pide a Trump: ¿Quiere ayudar? Evite el tráfico de armas a México. Esto deja muy en claro que los problemas de raíz son otros. Es fundamental regular las armas al igual que las drogas, ya que en ambos casos, mientras exista una demanda, siempre habrá una oferta. No podemos seguir siendo ciegos mientras matan a nuestra gente, sordos a la ayuda que se pide a gritos en un país altamente violentado, en el que tiene más peso el narcotráfico que el Gobierno y mudos al no poder alzar la voz por nuestros derechos.