Por: Gilberto Jiménez Carrillo

En alguna parte de “El Quijote”, cuando el Bachiller “Sansón Carrasco” habla con “Sancho Panza”, le dice que nunca segundas partes fueron buenas. Se trata de un dicho popular que, normalmente, hace referencia a historias de amor pero, este dicho también se ha relacionado a otros ámbitos como el cine, la literatura y la política, esto para hacer referencia que la continuación de algo que ya había terminado no suele salir bien. La Sexagésima Octava Legislatura inició trabajos formalmente el 31 de agosto de 2018. Por primera vez en la historia de Durango, la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso del Estado, institución mejor conocida como la Gran Comisión, fue presidida por una mujer. La diputada local de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Sandra Lilia Amaya Rosales, asumió tan importante responsabilidad al inicio de la actual legislatura. A pesar de mostrar su talento y buen desenvolvimiento, intereses mezquinos se interpusieron para que Amaya Rosales no pudiera continuar con lo que se avizoraba como una buena conducción al frente de los que hacen las leyes en nuestro estado.

Han transcurrido poco más de dos meses en que por segunda vez la diputada Sandra Amaya asumió la presidencia la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso del Estado. En estos más de 60 días, el Congreso del Estado ha tomado medidas contundentes para proteger la salud, llama a comparecer y cuestiona como nunca a los titulares de las diversas secretarías, revisa minuciosamente las cuentas públicas, incluso la diputada Amaya Rosales presentó una iniciativa a favor de la donación de sangre, en fin, estas y otras actividades han servido para comprobar que con respecto del dicho que asegura que nunca segundas partes fueron buenas, Sandra Amaya rompió el molde, pues al asumir por segunda vez la coordinación de los trabajos del Congreso, ha quedado demostrado que cuando existe capacidad y deseo por hacer bien las cosas, a pesar de los obstáculos en segundas o terceras oportunidades las cosas seguirán haciéndose con eficacia y eficiencia.

Es el caso de Sandra Amaya, que con su destacada labor ha dado muestra que los moldes se pueden romper a pesar de lo que diga el bachiller “Sansón Carrasco” y las películas y series de televisión, que nos han repetido hasta la saciedad que las segundas partes nunca fueron buenas. En la actividad política una de las peores consejeras suele ser la vanidad. Otro factor de grave distracción política suele ser los intereses propios por encima de la comunidad a la que se sirve. La ciudad que vio surgir a Sandra Amaya como política y los habitantes de Durango que le han dado la oportunidad para escalar peldaños en su trayectoria política, están satisfechos con su desempeño.

Un proverbio chino dice: Hay tres cosas en la vida que una vez pasan y ya no regresan: El tiempo, las palabras y las oportunidades. No discutiré la sabiduría popular china, pues seguramente no estoy ni en posición, ni tengo los conocimientos suficientes para poder efectuarlo, prefiero quedarme con el dicho popular español, que manifiesta que nunca es tarde si la dicha es buena. En el caso de la actuación de la diputada Sandra Amaya al frente de los trabajos de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, este dicho se confirma.

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