Por: Dionel Sena

Esta semana los duranguenses fuimos testigos de uno de los fenómenos más sue géneris en la historia de esta entidad, lo cual ocurrió cuando el diputado local, José Antonio Ochoa, de extracción panista, puso frente a la diputada morenista, Sandra Amaya, una cartera de huevos en alusión a que ciertos grupos parlamentarios no habían cumplido los acuerdos de alternarse la Junta de Coordinación Política (Jucopo), sin embargo, el que lo haya hecho frente a una mujer, era irremediable que se le diera un sesgo misogino al asunto, al grado de que en cuestión de horas, ya era tendencia nacional como #LordHuevos, incluso fueron varios los medios de comunicación nacionales que documentaron el hecho, sumándose así al juicio sumario al que hacemos referencia y del cual aún se habla.

A partir de lo anterior, varias son las voces que ven la carrera política del panista casi casi terminada, sin embargo, es importante aclarar que en política no hay «muertos» y que por ello, no debería aún darse por perdido ese cuadro blanquiazul, que entre otras cosas, todavía esta semana estaba considerado para el 2022, es decir, su altura de miras no era cualquier cosa, aunado a que le ha tocado ganar elecciones sumamente difíciles, como la diputación local del cuarto Distrito en el 2018, cuando Morena arrasó con prácticamente todos los puestos de elección popular que estuvieron en juego, un logro que le ganó el respeto de muchos dentro de su partido, pero que hoy lo ha puesto en una palestra muy incómoda y en donde varias corrientes blanquiazules quisieran verlo en la hoguera, lo que parece no va a ocurrir, al menos no con este personaje.

Se debe aclarar que el mensaje que mandó José Antonio Ochoa, con su actuar, fue absolutamente equivocado, por la manera en que lo hizo y como fue percibido, quizá es por ello que ese mismo martes, vía redes sociales, se disculpó ante la opinión general, lo que para algunos no fue suficiente, por lo que la propia Sandra Amaya, anunció presentaría una denuncia por violencia política ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) y que de no encontrar una respuesta a su demanda, entonces recurrirá a otras instancias federales, en lo cual está en todo su derecho, pues lo ocurrido ya quedó por demás claro que no fue un tema menor y se debe reconocer la madurez política de la morenista de no perder las formas en el momento en que el acto ocurrió, lo que habla de su altura de miras.

A lo largo de la historia política moderna de Durango y México, hemos visto varios casos de políticos que han tenido que pasar por tragos muy amargos y de toda índole, y con el paso del tiempo, los vuelven a reactivar, ahí está el caso de Francisco Labastida Ochoa, el cual fue exhibido en cadena nacional sobre sus preferencias sexuales en el cierre de aquella campaña presidencial contra Vicente Fox, lo que avizoraba sería el fin de la carrera del priísta, sin embargo, seis años después representó a su natal Sinaloa en la Cámara de Senadores, pudiendo ser este el ejemplo más claro de lo que se expone en este artículo de opinión. En el caso de José Antonio Ochoa, este deberá trabajar mucho con la gente para mantener el capital político que tantos años le costó acuñar; sin embargo, de que su partido aún lo puede ver como un cuadro competitivo para lo que se viene, ello ni duda cabe, por más que haya quien se empeñe en verlo casi casi en la tumba política.

Fue el propio Miguel Ángel Lazalde, dirigente estatal del PRD, quien este miércoles ante medios de comunicación locales, resaltó la valía que aún guarda el también empresario, del cual se duda mucho haya sido lo último que veamos de él, aunque claro que, por ahora, le toca aguantar vara por lo ocurrido, sin embargo, reiteramos que en política no hay muertos y este pudiera ser uno de esos casos.

Al tiempo…

Twitter: @dionelsena