Por: Alberto Palacios Z. 

Como era de esperarse, Mario Delgado ganó la dirigencia de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), al haberse perfilado como el perfil que no llegaría al Comité Ejecutivo Nacional a cortar cabezas o iniciar una cacería de brujas, como muchos temían con Porfirio Muñoz Ledo, sino que logró posicionarse con una política de conciliación, enfocada a fortalecer en el territorio al partido para que pueda seguir respaldando al presidente Andrés Manuel López Obrador en los diversos cargos de elección popular que se disputarán en los próximos tres años.

El ahora dirigente nacional de Morena logró un triunfo holgado en la cifra pero ajustado en los hechos, porque tendrá que lidiar con el canibalismo que ha identificado a los militantes del partido guinda desde 2018, que se sienten dueños del mismo porque estuvieron ahí desde el inicio, sin que muchos de ellos hayan logrado nada previo a esa elección donde AMLO arrasó por sí sólo, por el hartazgo de la gente contra el PRI y el PAN, pero que tampoco hicieron nada después de esa victoria más que exigir y criticar.

Recordemos que, en 2018, cuando inició la suma de perfiles de otros partidos a Morena, los fundadores de éste no dijeron nada, recibieron con gusto a aquellos que llegaban a sumar votos, ya sea por su persona en sí o porque llegaron con una estructura que los respaldaba; cuando se logró esa victoria aplastante, todos ellos se creyeron padres del triunfo, cuando ellos mismos no ganaban ni en su cuadra, por lo que exigían por derecho divino o de antigüedad las postulaciones del año siguiente y al no obtenerlas, se dedicaron a canibalizar a quienes sí fueron abanderados y hasta a promover el voto contra ellos, como vimos aquí en Durango.

Esos morenistas son los que apoyaban a Muñoz Ledo o a perfiles que hablaban de darle todo a los “fundadores”, haciendo a un lado a los migrantes políticos que aportaron de todo, como votos y experiencia, son con los que Mario Delgado tendrá que lidiar, convencerlos de que paren esa dinámica que “si es para mí, está bien; si es para otro, es corrupción y oportunismo”, para después valorar si esa gente aporta algo al partido o si simplemente estuvieron ahí en el momento adecuado para ahora sentirse con derechos, para iniciarles la despedida.

Se vendrán las elecciones de las dirigencias estatales, donde veremos mucho eso, morenistas fundadores que arrastran 18 o 20 votos y creen que ellos deben ser los elegidos, cuando se han destacado perfiles que pueden lograr la conciliación interna de la mayoría (obviamente no de todos) y organizarse para fortalecer todo lo necesario para ser competitivos en las elección 2021, aunque yo diría que ya es tarde para lograr un triunfo contundente, más bien, esperemos una competencia digna entre los mejores perfiles, porque de que Morena tiene buenos perfiles, los tiene, aunque sean importados de otros partidos, lo que ya debió quedar atrás, pero los necios siguen con esa tónica.

Ojalá Mario Delgado ponga orden en Morena, ya sea mediante conciliación o mediante la Comisión de Vigilancia, Honor y Justicia, porque ya estuvo bueno que cualquiera se sienta vocero del partido de AMLO sólo para estar crucificando a los que sí figuran y merecen las próximas dirigencias y candidaturas.

Twitter: @AllenVhanfurer