Región Noroeste de Durango. Un severo recorte presupuestal en la Secretaría de Salud federal, superior a los 33 mil millones de pesos, está teniendo consecuencias devastadoras en el sistema de salud en Durango y la región noroeste. Los despidos de trabajadores de seguridad, intendencia y mantenimiento ya han comenzado a impactar el funcionamiento de hospitales clave, como el Hospital General de Santiago Papasquiaro, donde la falta de personal ha generado descontrol operativo y serias afectaciones en los servicios de salud.

En este nosocomio, la carencia de guardias de seguridad e intendentes ha obligado a las autoridades a contratar de manera imprevista personal para realizar la limpieza de quirófanos y áreas críticas, una medida que no solo es insuficiente, sino que pone en riesgo la calidad del servicio y la seguridad de los pacientes.

Familiares de pacientes denuncian condiciones insalubres e improvisación en áreas sensibles, lo que pone en entredicho la capacidad del sistema para atender las necesidades básicas de salud.

Este escenario refleja el impacto directo de las políticas de austeridad en uno de los sectores más sensibles para la población. Además, los despidos ya están derivando en demandas por despidos injustificados, con la posibilidad de que más trabajadores sean cesados en las próximas semanas.

La situación amenaza con agravar la crisis en el acceso a servicios de salud en municipios y comunidades vulnerables. Expertos y organizaciones sociales advierten que, de no implementarse medidas correctivas inmediatas, las consecuencias podrían ser catastróficas para la población duranguense, especialmente en términos de atención a emergencias, procedimientos quirúrgicos y control de enfermedades.

Urge que las autoridades federales y estatales actúen para garantizar los derechos laborales y, sobre todo, la salud de miles de ciudadanos que hoy enfrentan un servicio hospitalario al borde del colapso.