Por: Karla Tinoco
En Buena Unión ya solo queda la soledad y uno que otro ejidatario. Quienes siguen viviendo en este pueblo, ubicado a 21 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Nuevo Ideal, viven en resistencia por la falta de lluvias.
Francisco Luis Gracia Márquez, alcalde de Nuevo Ideal, todos los días busca estrategias que frenen la migración de los habitantes. En los últimos dos meses se han ido a Estados Unidos por lo menos 120 personas originarias de Buena Unión, sin contar los que han migrado en otros pueblos cercanos:
“Empezaron a irse hace dos meses y empleados de la misma Presidencia Municipal me pedían permiso por 15 días porque iban a la frontera o a Estados Unidos y ya no volvían.
Cada familia es un tema distinto. Hubo madres solteras que me pidieron permiso y se fueron y ellas llegaban a la frontera, pedían asilo político porque aquí eran maltratadas por sus parejas.
Después, me doy cuenta que una familia con otros familiares que tienen allá y solicitaron apoyo de un programa de migración en Estados Unidos y les dan el pase. Son familias completas, con niños, adultos mayores y estamos hablando de unas 120 personas correspondientes a 35-37 familias del pueblo Buena Unión.
La mayoría de las personas se van a Estados Unidos (Atlanta, Illinois, Texas, Kansas, Oklahoma y todos entran) y Canadá. Los menonitas se van a Canadá porque ellos tienen residencia canadiense y ellos trabajan seis meses y se regresan a Nuevo Ideal otros seis meses”, refiere el mandatario municipal.
Resequedad extrema
El reporte Monitor de la Sequía en México (MSM) indica que el cien por ciento del territorio duranguense se encuentran en sequía extrema y Nuevo Ideal, un municipio donde se cultivan 25 mil hectáreas de maíz, frijol y avena, está en posiblemente la peor crisis hídrica de los últimos años.
“La situación está muy preocupante porque aquí ni nos ha llovido nada. Yo tengo fe en Dios en que nos tiene que mandar el agua, aunque sea tarde, pero nos va a llover. Yo ahorita estoy limpiando las sequias para cuando llueva, no tengamos que batallar con la basura y las inundaciones”, señala el alcalde Francisco Luis Gracia.
A la espera del milagro
De la cabecera municipal a este pueblo casi fantasma el camino está lleno de veredas que meses atrás fueron preparadas para cultivar maíz y actualmente el frijol. En algunos predios, los habitantes que tienen suerte, perforaron el subsuelo para extraer el agua de pozos a gran profundidad.
Pero quienes no pueden hacerlo, tienen que esperar a que llegue un milagro que les permita reciclar las pocas lluvias que han caído en esta región:
“Para sobrevivir, no sé ni como le estamos haciendo. Pidiéndolo nada más a mi Padre Dios que nos socorra porque ahorita, aunque sea con las lluvias. Nosotros vivimos solo del temporal, no tenemos riegos nada. Ahorita los hombres andan trabajando en las colonias, pero a veces ya no los ocupan porque también están limitados”, señala Clotilde Corral, una de las mujeres que resisten en esta crisis.
La migración de los habitantes de Buena Unión los ha llevado a irse prácticamente con lo poco que cupo en sus maletas. Hombres, mujeres, jóvenes, niños y adultos mayores, buscan en sus familiares radicados en Estados Unidos una nueva alternativa para la sobrevivencia lejos de Durango.
“(De este pueblo) se han ido cerca de 122 personas que integran 37 familias, más o menos como la tercera parte, porque en total éramos como 300 personas. De la pura escuela se fueron más de 20 niños, hasta dijeron que nos podrían quitar a los maestros porque de los niños se fueron casi todos”.
Para Clotilde, el vacío que dejaron sus vecinos y familiares que se fueron a buscan nuevas alternativas de vida en Estados Unidos, le retumba en la cabeza cada vez que piensa en que más y más personas huyen de una realidad que parece no cambiará.
“Es algo que se siente bien triste, porque aquí en el pueblo nos vemos como familia todos y es bien triste que en la mañana nadie grita, nadie habla y las casas están bien solas alrededor.
¿A esa dulcería quién va a venir a comprar? Todo alrededor no hay ni una casa habitada, solo yo estoy aquí, en medio de todas las casas que están solas. No sé ni como le vamos a hacer, ahorita estamos viviendo con lo poquito que tenemos de reserva, pero se nos va a acabar”, dice Clotilde.
Sin daños exactos, pero los hay…
El alcalde de Nuevo Ideal dice que la pérdida en esta crisis es tan grande que no se atreve si quiera a cuantificar los daños:
“Es una pérdida incalculable. La gente que sembró perdió toda su inversión. Hay algunos ejidatarios que dicen: “yo sembré mi frijolito, le eché su fertilizante con la esperanza de que lloviera y no ha nacido, si quiera y uno no se atreve si quiera a preguntar: ¿cuánto gastaste? porque es una pena… Son miles de millones de pesos lo que se pierde”.
Aunque el presidente municipal de Nuevo Ideal aún no emite ningún tipo de declaratoria de emergencia, ya dio aviso al gobernador Esteban Villegas de la situación que enfrenta toda la región:
“Hemos estado mencionando al gobernador que va a estar devastador este ciclo, no vamos a tener frijol ni para comer. Yo siento que, de aquí en adelante, va a estar más caro el frijol que la carne, porque ahorita el ganado no tiene valor y el frijol sí va a empezar a subir de precio. Va a ser un privilegio comer frijol y no comer carne”
Mientras que para Clotilde la única forma que existe para sobrevivir en esta crisis hídrica, y de pobreza, es la resistencia:
“Sí, yo pienso resistir hasta donde podamos. Los que no pueden resistir son los hijos de uno, porque ellos no están impuestos a que hayan tenido pobrezas así tan extremas. Yo pienso que nosotros sí, porque nosotros venimos de no tener nada, nada, y no tendríamos nada solo para sobrevivir. Ya no necesitamos más, ya mi Padre Dios nos va a mandar hablar, que tanto nos ha de faltar, ya nos falta muy poquito. Yo digo que resistir aquí, hasta que Dios quiera”.