Ganaderos de la sierra: sin agua, sin pasto y sin apoyos
23/04/2025 - Hace 4 horas en Durango EstadoGanaderos de la sierra: sin agua, sin pasto y sin apoyos

La sequía que azota a la Sierra Madre Occidental está llevando al límite a los ganaderos de comunidades como Mil Diez, en el municipio de Pueblo Nuevo, quienes enfrentan una grave escasez de agua, la pérdida de pasturas y el abandono de las autoridades. Esta situación fue documentada por el periodista Antonio Gaytán y el ingeniero Evenor Idilio Cuellar, del programa “Aquí hay Campo” de Canal 15, durante un recorrido por la región.
Testimonios que retratan el abandono del campo
La visita permitió constatar de primera mano las condiciones en las que los productores rurales intentan mantener con vida a sus animales, aun cuando los recursos se han agotado y los apoyos gubernamentales brillan por su ausencia. En entrevistas con los ganaderos José Antonio González y Casimiro Franco, se evidenció cómo el cambio climático y la falta de estrategias efectivas están dejando al campo duranguense en el abandono.
“Desde enero o febrero estamos acarreando agua para las vacas, porque ya no hay en los arroyos cercanos. Cada tercer día llenamos el tambito para darles de beber”, explicó José Antonio González, productor con más de 60 años en el campo. La imagen de camiones y camionetas cargando agua desde los pocos puntos aún activos se ha vuelto parte del paisaje cotidiano. “Las vacas están flacas, se nota que ya no hay ni de dónde coman”.
Alimentar al ganado se convierte en un lujo
El productor señala que, aunque tienen que invertir en alimento, ya no es rentable. “Les damos lo que cosechamos: tlazole, pastura, y cuando se acaba tenemos que comprar. Pero ahorita todo está caro y no hay apoyo de nadie”.
La ganadería en esta zona es principalmente de cría. González explica que el objetivo es producir becerros para venderlos y, cuando una vaca ya no es productiva, venderla al abasto. La engorda no es viable en estas condiciones. “El ganado engorda cuando llueve, de junio en adelante. Pero si no llueve, no hay manera”.
Productores sin programas de respaldo
Por su parte, Casimiro Franco, quien también siembra para mantener su ganado, coincide en que el panorama es crítico. “No tenemos suficientes recursos para sembrar nuestras pasturas. Y lo poco que hay, lo sembramos sin apoyos. En mi caso, quedé fuera del programa Producción para el Bienestar y hasta ahora no han abierto la ventanilla para nuevas incorporaciones”, denunció.
La estrategia de Franco para sostener su hato incluye rentar agostaderos a otros ejidatarios que no tienen ganado. “Ellos rentan su pasto, pero a nosotros no nos sale. Además, traigo agua desde el arroyo con manguera, todo con mis propios recursos”.
Análisis técnico: malas prácticas y falta de capacitación
El ingeniero Evenor Cuellar analizó las causas estructurales de esta crisis. A pesar de que la región tiene una precipitación promedio de 800 milímetros, el manejo de los suelos es deficiente. “Aquí deberían estar subsoleando, no barbechando, para permitir mejor infiltración del agua. También hace falta un programa de semillas adaptadas a la sierra y diversificación productiva”, comentó.
Cuellar también observó la condición del ganado de Casimiro. “Las vacas están muy delgadas, se nota que la pastura es insuficiente. Si no se cambia de potrero, difícilmente sobrevivirán. La situación es crítica”.
Además, mencionó la necesidad de implementar programas de asesoría técnica, entrega de fertilizante, inseminación artificial y acompañamiento continuo. “No es solo dar apoyos económicos, es dar conocimiento y herramientas para que los productores puedan hacer frente al cambio climático”.
Casimiro también hizo una crítica directa a los programas sociales: “Están esos programas de los ninis, pero la verdad es que muchos no trabajan y solo reciben dinero. A mí no me interesa eso, yo quiero apoyo real para producir. Si no nos ayudan, no podremos seguir”.
A pesar de la dureza del momento, Antonio Gaytán destacó el esfuerzo de los productores por salir adelante. “Casimiro tiene ganado de buena genética, se nota que ha invertido tiempo y recursos. Es admirable lo que hacen con tan poco”.
La comunidad Mil Diez no es la única en esta situación. Diversas zonas de la sierra comparten el mismo panorama: sequía prolongada, ausencia de programas gubernamentales eficaces y un campo que cada vez se queda más solo.
El equipo de “Aquí hay Campo” ha documentado durante años estas realidades, con el objetivo de visibilizar lo que ocurre más allá de las ciudades. Su labor en terreno ha sido clave para poner en la agenda pública las problemáticas que enfrentan quienes alimentan al país.
Mientras tanto, los ganaderos de Durango siguen esperando una respuesta que no llega. Con animales cada vez más débiles, pastos inexistentes y la necesidad de comprar agua, el costo de producir en la sierra se ha disparado, dejando a muchos al borde del abandono de sus actividades.
“Tenemos casi 20 años sin que llueva como antes”, dice Casimiro. “Y cada año es más difícil. Solo queremos que volteen a vernos, que sepan que aquí también hay campo, y que si no nos ayudan pronto, esto se va a acabar”.
La historia de Mil Diez refleja la resistencia del productor rural mexicano, pero también la urgencia de replantear los modelos de atención al campo, sobre todo en zonas tan vulnerables como la sierra de Durango. La ganadería, una de las actividades económicas más importantes de la región, no puede seguir dependiendo únicamente del sacrificio de sus productores.
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Por: Antonio Gaytán