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Productores de El Carrizo luchan por llevar su nopal del campo al supermercado

21/04/2025 - Hace 3 horas en Durango Estado

Productores de El Carrizo luchan por llevar su nopal del campo al supermercado

Local | 21/04/2025 - Hace 3 horas
Productores de El Carrizo luchan por llevar su nopal del campo al supermercado
A las faldas de la sierra y cerca de la ciudad de Durango, se encuentra El Carrizo, una comunidad rural con alma de pueblo grande. Aquí, el trabajo es diario y la tierra es parte de la identidad. Y aunque por años el campo ha sido duro, hay un grupo de productores y productoras que decidieron que su historia podía escribirse diferente, con manos llenas de nopal y corazones llenos de sueños.

Son mujeres y hombres que han aprendido a ver en el nopal algo más que una planta. Han encontrado en él una forma de crecer, de avanzar y de salir adelante. Y ahora, con organización, apoyo y mucho esfuerzo, están buscando una oportunidad para mostrar su producto en los centros comerciales y supermercados, donde esperan que los consumidores conozcan el sabor y el valor de lo que cultivan.

El Carrizo: comunidad que transforma el nopal en esperanza

Sonia Ruiz, Socorro Sifuentes, Antonia Flores y Francisco Romero forman parte de esta historia y la compartieron en el programa Aquí hay Campo de Canal 15: Durante años se dedicaron a cortar y vender nopal fresco. Era un trabajo arduo, mal pagado, pero necesario. Sonia lo explica así:

“Nosotros venimos de Sembrando Vidas, nos conocimos ahí, trabajábamos en esa parte, con la licenciada Ana Villar y el ingeniero Casio. Ellos, al ver cómo trabajábamos, poco a poco nos fueron guiando para conseguir más trabajo. Comenzamos con la siembra de maguey y luego de nopal. Cuando ya nos fueron conociendo poco a poco, se dio cuenta que nosotras éramos parte de mujeres que trabajábamos juntando el nopal en cubetas, los pelamos a mano, con tabla y cuchillo. Entonces, en una ocasión nos preguntaron qué hacíamos con todo. Ya le comentamos que nosotros lo vendíamos por kilos, en el Ex Cuartel de la ciudad de Durango, que hoy es un mercado, los mandábamos en las arpillas y ya nos los pagaban. El precio varía, de repente el kilo no lo bajaban hasta 15 pesos el kilo”.

Fue entonces cuando recibieron el impulso de un nuevo proyecto. Se trataba del Proyecto Territorios Productivos Sostenibles (TPS), implementado con la participación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) como entidad donataria, el Banco Mundial como agencia de implementación, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) como agencia de ejecución y el Fondo Sostenible Nafin como entidad receptora. A través de este programa, lograron obtener maquinaria para dar valor agregado al nopal.

“Ahora ya tenemos aquí nuestro proyecto que es coserlo y envasarlo al alto vacío, que ese es el propósito, comenzar a buscar mercado para darle un poco más de valor a nuestro trabajo”, dijo Sonia. Y aunque apenas están comenzando, con una primera capacitación y en proceso de formalizar su marca, saben que están avanzando hacia algo más grande.

“Apenas empezamos, ya van a ser un producto más elaborado”, agregó.

Bloques nutrimentales y valor agregado: el futuro del campo

El grupo no solo ha transformado el nopal para el consumo humano, también ha descubierto su potencial como alimento para ganado. Es ahí donde entran los bloques nutrimentales, una innovación que ellos mismos desarrollaron y que ya está dando resultados.

Socorro Sifuentes lo explica con claridad, tal como lo vivieron:

“La idea es aprovechar al máximo el nopal que tenemos aquí. Ya ahorita tenemos, producimos nopal en nuestras parcelas y dijimos vamos a aprovechar todo esto. Entonces nosotros el bloque nutrimental lo hacemos, fermentamos el nopal con la sal mineralizada. Vimos que ahí nos da más calidad, más proteína. Entonces es lo que tenemos ahorita nosotros, ponemos un día antes de elaborar los bloques, ponemos a fermentar el nopal con la sal y otro día hacer los bloques. Ya estamos vendiendo bloques nutrimentales; ya tenemos producto, ya vendemos, pero aquí en la misma zona, lo que nos falta pues es algo más de mercado”.

Su producción es modesta, pero efectiva. Ya tienen clientes locales, sobre todo ganaderos del mismo El Carrizo, quienes han comprobado la calidad del bloque como suplemento alimenticio.

Francisco Romero añade: “Aquí la misma gente son, pues tenemos clientes. Aquí nos va bien, pero sí queremos que nos salga más mercado. Sí, sí estamos trabajando bien”.

El objetivo, dicen, es claro: que los bloques nutrimentales se conozcan más allá de su comunidad, y que su nopal envasado al alto vacío logre entrar a las cadenas comerciales para ser valorado como lo que es: un producto de calidad, hecho en el campo mexicano, con manos campesinas.

Un pueblo que no se rinde

La historia de El Carrizo también es la historia del campo mexicano: trabajo duro, tierra fértil, recursos naturales abundantes… pero también falta de caminos pavimentados, carencia de internet y pocas oportunidades para escalar. Pese a eso, aquí nadie se rinde.

Como dijo Sonia al final de la entrevista: “Apenas nos constituimos como un voluntario y vamos por la marca. Sí, para poder venderlo en algunas tiendas que nos den la oportunidad”.

Y es justo eso lo que buscan: una oportunidad. Que alguien escuche, vea lo que hacen y les dé la posibilidad de mostrar su trabajo en más lugares.

Porque como cuenta Socorro, en El Carrizo “hacemos de todo”. Aquí quien no hace pan, envasa durazno; quien no vende tuna, hace mermelada o agua de fruta. Todo se aprovecha. “También deshidratar nopal, hacer harina de nopal… harina de nopal, es lo que viene en proyecto con esta maquinaria, hacer el nopal envasado y hacer harina de nopal y pues todo lo que venga”.

El llamado

Desde esta pequeña comunidad, donde cada día comienza al amanecer con el corte del nopal, el mensaje es claro: el campo tiene futuro, solo necesita visibilidad. Sonia, Socorro, Antonia, Francisco y muchos más trabajan con honestidad, con fuerza y con fe.

El nopal de El Carrizo no es solo un alimento. Es un símbolo de lucha, de transformación y de esperanza. Ellos no piden caridad, solo una oportunidad. Una oportunidad para que su producto esté en un anaquel, en una vitrina, en un carrito de supermercado. Para que las familias duranguenses, y de todo el país, prueben el sabor del campo y conozcan el valor que hay detrás de cada frasco, de cada bloque, de cada planta.

Y así, desde un rincón rural con nombre de viento y tierra, un grupo de productores sigue avanzando. Porque mientras haya nopal en los cerros, habrá esperanza en El Carrizo.

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Antonio Gaytan

Treinta años en radio y televisión, reportero de Notigram TV y conductor del noticiero matutino de Canal 15.

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