Por: Karla Tinoco

Los reconocen por ser niñas y niños curiosos, preguntones, que desarrollan dos o tres actividades al mismo tiempo. Son autodidactas y exigentes porque se ponen metas que cumplen. Son originales porque combinan ideas, métodos y formas de expresión. Son sensibles y fuertes, inquietas e inquietos, y no, no se conforman con lo que saben, porque siempre quieren aprender más.

Les llaman súper niños y súper niñas, y están por ahí jugando en el recreo de cualquier patio en las escuelas. Los ven cantando, jugando, aprendiendo idiomas, explicando a sus amigos el tema de clase y haciendo preguntas que pueden ser difíciles de responder. Esta población infantil tiene sobredotación, un intelecto superior al del resto de las personas.

Uno de ellos es Eddy Joseph y es un as en robótica. Estudia el sexto grado en la primaria Jaime Torres Bodet y a su corta edad sueña con trascender en el ámbito científico y tecnológico porque quiere crear cosas que aún no existen.

“Me gustaría ser ingeniero en tecnología, viajar a otros países, descubrir nuevas cosas y aprovechar nuevas oportunidades. Cuando era chiquito me gustaba ver la película Volver al futuro y me llamó la atención el carro DeLorean DMC-12, y yo quisiera inventar un carro igualito a ese, osea que pudiera volar y viajar por el tiempo. Me ha impulsado estar en el mundo de la robótica, porque a mí me gustaría mucho llegar a ser alguien en el mundo y poder hacer nuevas cosas que no estén creadas”.

La tecnología es una de las tantas cosas que a Eddy le apasionan, aunque la curiosidad también lo está llevando a descubrir sus talentos culinarios:

“Me gustaría ir también a clases de cocina, hasta ahorita sé hacer bien los licuados y mi comida la hago bien. Cuando no están mis papás me hago un huevito o papitas”.

Las preguntas que Eddy plantea en su mente lo convierten en un imán con sus compañeros de grupo, y su profesor Benito Bueno Monárrez, capitaliza las capacidades de este súper niño para la reproducción del conocimiento en el resto del grupo:

“Eddy es un alumno muy curioso y una de sus principales virtudes es estar preguntando aspectos que tienen que ver con la ciencia, la naturaleza, el universo, o por qué suceden las cosas y los fenómenos naturales que ocurren a su alrededor.

Tiene una personalidad que le permite ser un imán en el que sus amigos y compañeros se muestran muy interesados en las preguntas que él hace por esos aspectos que le llaman la atención, y para mí se convierte en un monitor, porque planta la semilla de la duda y esa duda genera el conocimiento y aprendizaje de sus compañeros. Es fundamental en el proceso de aprendizaje del grupo y estoy muy contento de tenerlo como alumno”.

3% de la población infantil tiene sobredotación 

Estadísticamente, se calcula que el 3 por ciento de la población infantil tiene sobredotación, lo que equivaldría a un millón en México, y más de 66 millones en el mundo.

Si hay una cosa que Karen Idaly  le apasiona es cantar, por eso forma parte del coro del Himno Nacional en la escuela Fernando Montes de Oca, donde estudia el 4° grado de primaria. Sus poderes artísticos e intelectuales los canaliza a través del aprendizaje de idiomas, la ciencia y la gimnasia.

“A mí me gusta mucho cantar, hacer gimnasia, estudiar inglés. Las matemáticas es la materia que más me gusta (pero) el área de ciencias es en la que soy mejor, porque a veces pregunta cosas el profesor y yo las respondo antes de que contesten los demás”.

También ha desarrollado su empatía y solidaridad para la ayuda a las personas, por eso quiere estudiar para en el futuro ser doctora:

“Me gustaría ser doctora para saber cómo curar personas, operarlas para que estén mejor”.

A Karen la definen como a una niña que busca respuestas, por eso pregunta una y otra vez, hasta que ella misma resuelve sus dudas.

“Cuando tengo alguna duda le pregunto a mi mamá. No lo sabe todo, pero me dice me dice como lo tengo que hacer y después lo resuelvo”.

Esas preguntas han llevado a Aída Vizcárraga, mamá de Karen, a no saber qué contestar de forma inmediata.

“Una vez me preguntó sobre la muerte y de esos temas, a mí casi no me gusta hablar y no sabía como responder”.

Antonio Corral, director de la primaria Fernando Montes de Oca, identifica a la población infantil de la escuela que posee distintos tipos de inteligencia.

“Nosotros tenemos un equipo interdisciplinario con una maestra de educación especial, psicóloga, trabajadora social y juntos hacemos diagnósticos, y Karen es una alumna AS que significa que tiene aptitudes sobresalientes, y como ella tenemos otros niños.

Es una niña que participa y buscamos que no existan barreras para el aprendizaje. Esos niños que tienen barreras batallan mucho en la vida y nosotros como escuela intentamos que desarrollen todas las capacidades que tienen”.

Los niños con sobrecapacidad intelectual los lleva a ser exigentes en su entorno, en el que las y los maestros pueden llegar a sentirse rebasados:

“A los super niños hasta se les considera que tienen una barrera en la atención, que dicen: “eso ya me lo sé, eso ya me lo aprendí” y que son autodidactas, leen solos, que nos rebasan y que en el aula piden más. Esos son los niños superdotados y que por su edad cronológica deberían estar en otro grado porque su edad mental está arriba”, dice Antonio Corral, director de la primaria en la que estudia Karen.

Buscan nuevos conocimientos…

La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica a las personas sobre dotadas porque se aburren fácilmente en actividades rutinarias y se interesan en buscar nuevos conocimientos.

Uno de ellos es Jesús Armando, un niño que estudia 5° en la primaria José Vasconcelos. Su pasión es la investigación, la música y los deportes.

“Me gusta investigar noticias que fueron muy famosas. Por ejemplo, la del avión que se estrelló en los Andes porque el piloto se equivocó en la ruta y se cayeron, tuvieron que sobrevivir 60 días, muchos murieron y hubo canibalismo para sobrevivir”.

Forma parte de un mariachi donde practica sus habilidades artísticas:

“Me gusta tocar el violín y el clarinete, voy a clases de música a la Escuela de Música Mexicana”.

La búsqueda incesante de respuestas y de crear nuevo conocimiento, lo impulsan a querer ser científico, “de los que investigan cosas que no se han descubierto aún, podría ser de matemáticas porque me gusta el razonamiento”, dice.

También es apoyo a sus compañeros como ‘monitor’, explicándoles algunos temas que desarrollan en clase.

“Me dicen: ‘¿me ayudas?’, y a veces les digo que sí y les explico qué tendrían que hacer, pero no les digo la respuesta, solo el procedimiento.

Héctor Adrián Ánimas Vásquez, profesor de Chuyito, como apodan de cariño, se apoya con él para reforzar el conocimiento con otros alumnos:

“Nosotros lo llamamos cuadros de co aprendizaje, que es el aprendizaje entre pares y en el grupo yo le dedico tiempo a algunos niños que van un poco más rezagados y él me ayuda con los que tienen un nivel medio”.

A Chuyito lo definen en su escuela como un niño inquieto que canaliza su energía en el saber:

“Es un niño muy extrovertido, es un investigador nato y ahora con los libros de la Nueva Escuela Mexicana los temas nos exigen mucha investigación, a mí me sorprende que cuando vemos algunos temas él se adelanta, me trae desde vocabulario o la temática en general”.

Para José Armando Alvarado Cuevas, padre de Chuyito, todos los días son un reto que lo motiva a continuar impulsando toda esa energía:

“Es un niño que nos trae activos todo el día con preguntas, respuestas, con investigación diaria, el balón, el violín, el clarinete, después quiere platicar algo de la familia y a diario nos trae en una dinámica en la que tenemos que estar todos”.

Para José Armando, no existe mayor gusto que ver a su hijo en este aprendizaje que no termina:

“Cada vez el verlo desarrollarse en el aula, vemos que pone en jaque a los maestros o los trae trabajando a marchas forzadas y eso es una gran satisfacción porque algo se está haciendo bien”.

Las y los niños superdotados son el resultado de su esfuerzo y tenacidad, pero que son impulsadas por sus familias y maestros que dirigen toda esa energía en actividades que los impulsan a tener una mayor calidad académica.