Muchos recuerdos en realidad, algunos tristes, otros trágicos, unos más dignos de una película, pero también de satisfacciones, de superación, es lo que encierran los 52 años del Centro de Reinserción Social (Cereso) número uno.
Desde 1968, al inicio de su administración estatal, Alejandro Páez Urquidi se hizo el propósito de construir un nuevo penal, ya que la Penitenciaria del Estado era inoperante y estaba en un sitio inapropiado, en pleno centro de la ciudad.
Así es, en el reclusorio del que se cuenta la historia, indultaron a Pedro Rojas porque se salvó de morir picado por el alacrán ponzoñoso en la celda 27, se ubicada en la manzana formada por las calles 20 de Noviembre, Carlos León de la Peña, Negrete y Apartado, ahora Miguel de Cervantes Saavedra.
Para mejor seña, donde se localizan Soriana Centro, El Nacional Monte de Piedad y el hotel, antes Presidente y ahora Gobernador.
Jesús Estrada Chávez, era el secretario general de Gobierno, pero en el año 1970 renunció y su lugar lo ocupó Ángel Sergio Guerrero Mier, quien dejó su diputación local para asumir esa nueva responsabilidad a la que lo invitó Páez Urquidi.
Tres años después, a la mitad del sexenio, en 1971, fue cuando se terminó la obra del nuevo penal y se puso en funcionamiento por la carretera libre a Torreón, que luego quedó en el área que se le dominó Ciudad Industrial de Durango.
El primer director
Por recomendación del joven y dinámico Guerrero Mier, el mandatario duranguense designó al prestigiado catedrático universitario Roberto Bravo Morán, como primer director del que se llamó Centro de Rehabilitación Social (Cereso).
Es en los dos edificios de dormitorios colectivos del nuevo reclusorio, donde se acomodaron a todos los reos de la Penitenciaria del Estado, en el que había amplios jardines y se instalaron algunos talleres, como el de carpintería, ladrillera, alfarería y demás, en los que los reclusos laboraban.
El segundo director
Bravo Morán terminó su estancia como director hasta que concluyó la administración estatal, en 1974, y el segundo director fue Carlos Lópezportillo González, precisamente el compadre del también ya exsecretario general de Gobierno, Guerrero Mier.
Fue el gobernador Héctor Mayagotia Domínguez, quien lo designó como titular, claro, con la recomendación de Ángel Sergio.
De entre los personajes conocidos que estuvieron como huéspedes en ese periodo, están Jaime Herrera Nevárez, conocido en Estados Unidos como «El Rey de la Heroína»; Matías Silerio Esparza, hermano de Maximiliano, por la muerte en el salón Fonapás de Manuel Carmona, quien era el dirigente de los estudiantes técnicos agropecuarios; el abogado Armando Oliveros Oliveros, por el homicidio de un joven que andaba de fiesta porque se despedía de soltero; el ganadero Javier Elizondo Valles, porque le encontraron un tráiler robado en una de sus propiedades, entre otros.
Fue en ese mismo tiempo, cuando estuvieron presos los santiagueros Eliseo Díaz Esparza, apodado «El Santa Claus» y su primo Enrique Díaz García, quien al quedar en libertad lo asesinaron junto con su esposa en su residencia de Jardines de Durango.
El tercer director
Tras ocho años en la dirección, en 1982 José Trinidad Peña Vicario, suplió a Lópezportillo González, ya en la administración de Armando del Castillo Franco.
Fue en su corto periodo, de poco menos de un año, en el que causó baja tras el escape a sangre y fuego del 31 de octubre de 1983, de Marcos Arturo Beltrán Leyva, Emilio Guzmán Loera y otros 16 reos, de lo que ya se hizo trabajo periodístico.
El cuarto director
José Montaño Maldonado, fue el siguiente director, el número cuatro, ya que así lo decidió el mandatario del Castillo Franco, en tanto que Efraín González ocupó la subdirección.
Como el nuevo funcionario estaba convencido de que todos los reos que custodiaba estaban privados de su libertad, pero no por eso debía tratarlos mal, empezó una nueva época de respeto, terapia laboral, académica y deporte, periodo que duró tres años, hasta 1986.
El quinto director
Al entrar la administración de José Ramírez Gamero, designó como director a Horacio Palencia Alonso, en cuyo periodo hubo motines organizados por poderosos capos como Francisco Obregón Sosa y Roberto Alderete, conocido como «El Robertón».
Al primero de ellos le fueron asegurados 189 fusiles AK-47, 230 bayonetas, tres máscaras antigás, 860 cargadores, 81 mil 700 cartuchos de diferentes calibres, en tanto que al segundo, lo capturaron por la masacre de seis militares y un civil en Mesa de Tortugas, Otáez, Durango.
Distinción para el funcionario
A pesar de todo eso, a Palencia Alonso le tocó recibir el 9 de mayo de 1990, al Papa Jun Pablo II, quien ofició una misa al interior del penal estatal, en la que la niña Joana, hija de una interna, soltó las palomas de la paz.
Después de esto, en ese mismo año, al funcionario lo designaron en otro cargo dentro del mismo sector público.
El sexto director
Posterior a esto, a Jaime Herrera Valenzuela, exresidente municipal de Canatlán, y exdiputado local, el mandatario duranguense lo designó en esa responsabilidad, en la que estuvo hasta el año 1991, también lidiando con peligrosos reos, pero salió bien librado.
El sétimo director
A Alfonso Treviño Aguirre le tocó cerrar como director del penal estatal, la administración de Ramírez Gamero, en la que estuvo el último año, hasta 1992.
Al iniciar el sexenio de Maximiliano Silerio Esparza, designó como séptimo director del Cereso, al exinspector general de policía y exjuez, Raúl Hidalgo Corral.
De mano dura, a los pocos días desmanteló una red de radiocomunicación y aseguró varias potentes armas de fuego al Robertón Alderete, equipo que utilizaba para realizar actividades delictivas al exterior y mantener el control interno.
Lamentablemente el funcionario dejó de existir de un infarto en 1994 y el gobernador designó como su sucesor a quien se desempeñaba como titular de la Policía Ministerial del Estado (PME).
El octavo director
Oliverio Reza Cuéllar, que también fue agente del Ministerio Público, jefe del departamento de averiguaciones previas y subjefe de la Policía Judicial del Estado, al que le tocó la recaptura de algunos prófugos del escape de 1983, fue el octavo director.
Aunque en ese tiempo ya los internos podían estudiar, fue con Reza Cuéllar cuando se le dio un gran impulso a la educación y con el tiempo, no pocos reclusos cursaron una carrera profesional.
En esta tarea, siempre contó con el apoyo de su esposa, Mélida Mares Esparza, ahora de feliz memoria.
El noveno director
El anterior personaje estuvo hasta 1997 y posteriormente llegó como relevo Rubén Briones Escárzaga, quien permaneció con los mismos programas educativos hasta el año 2001.
El décimo director
Enseguida llegó Noel Díaz Rodríguez, experimentado funcionario, el que entró en la entonces Procuraduría de Justicia, en la que laboró como asistente del Procurador Juan Francisco Arroyo Herrera, comandante operativo de la DEI y titular de la misma corporación.
El décimo primero director
Este director duró hasta el 2004, cuando en la administración de Ismael Hernández Deras lo suplió Oliverio Reza Cuéllar, quien durante dos años vivió algunos eventos violentos al exterior, para luego relevarlo Antonio Molina Díaz, ya que el gobernador lo nombró secretario general de Gobierno.
El décimo segundo director
En ese entonces inició una ola violenta en Durango que trastocó al interior del penal estatal, esto era en el año 2007, cuando nuevamente Noel Díaz Rodríguez regresó como director, época que había enfrentamientos con resultado de muertos, pero por si fuera poco, varios celadores cayeron abatidos cuando salían de turno, o se dirigían de su casa al Cereso.
El décimo tercero director
En el año 2008 dejó esa responsabilidad para ocupar otro cargo, por lo que designaron a Nahum Efrén Medina Serrano, al que intentaron asesinarlo allá en la colonia Valle el Sur, pero aunque solamente quedó herido, uno de sus escoltas sí cayó abatido por las balas.
El décimo cuarto director
Arturo Leyva Barraza, fue el catorceavo director, el que solo duró unas semanas, ya que debido a los problemas se quebrantó su salud.
El décimo sexto director
A este lo suplió Carlos Burciaga Rosales, quien duró al frente de la responsabilidad solamente unos meses, para luego dar paso a Juvenal Zamora Breceda.
El décimo sexto director
Para entonces, las muertes violentas de reos eran frecuentes, pero le tocó a Zamora Breceda vivir una de las peores masacres: 24 internos perdieron la vida.
Fue el 20 de enero de 2010, cuando ocurrió la matanza más sobresaliente en el reclusorio duranguense.
Lista de fallecidos
Las víctimas fueron Alejandro Alonso Favela, Miguel Ángel Núñez López, José Miguel Malpica Guzmán, José Manuel Muñiz Contreras, José Martín Parra Moreno, Juan Luis Núñez López, Ubaldo Lerma Alemán, Ruperto Guerrero Aragón, Juan Miguel Aragón Palacios y José Manuel Quintero Monárrez.
Además, Héctor Quintero Juárez, Luis Leonardo Zermeño Navarro, Arturo Segura Reséndiz, Manuel Hernández Alba, Omar Lozoya Domínguez, Luis Rey Vargas, Jesús Cervantes Ruiz, Lucio Sánchez Trejo, Sergio Eduardo Contreras Rojas y Miguel Robles Ortega, Daniel Santillán Aguilar, Olegario Lerma Castillo, José Sarmiento Villegas y Rafael Rosales Moreno.
El décimo séptimo director
Fue a partir de que Joaquín Antonio Gardeazabal fue nombrado como director del Cereso en la administración estatal de Jorge Herrera Caldera, que se fueron calmando las cosas al interior del mismo.
El decimo octavo director
Igual continuaron con José Arturo Molina Díaz, así como en el periodo de Gustavo Rivera Ramos que fue el décimo noveno director y no se diga con Arminé Raygoza Meléndez, quien ocupó el número veinte y fue la única mujer en ese cargo, la que entregó la responsabilidad al concluir el sexenio aispurista.
El director número veintiuno
El director número veintiuno es Tomás Gómez Domínguez, al que designó el gobernador Esteban Villegas Villarreal y el que preside uno de los periodos más tranquilos del penal estatal, que dicho sea de paso, ha servido para que se filmen varias películas.
Se filman películas
La Cárcel de Laredo, con Rodolfo de Anda, se filmó ‘La Cárcel de Laredo’ en el Cereso de Durango.
Otra que se filmó fue ‘Contrato con la Muerte’, con Eduardo Yáñez y Maribel Guardia.
Por: Pilar Aguilar