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Greguerías gregarias

24/05/2024 - Hace 7 meses en Durango Estado

Greguerías gregarias

Zona de Debate | 24/05/2024 - Hace 7 meses
Greguerías gregarias

Por: Juan Francisco Arroyo Herrera

Era delectante leer cada semana a don José Alvarado, Francisco Martínez de la Vega;  los icónicos epigramas de Francisco Liguori, en la afamada revista Siempre, que entonces sí era Siempre; los artículos de Horacio Espinoza Altamirano y Mario Meléndez Rodríguez en “¿Por qué?”, dirigida por el propio Mario, que recientemente falleciera en su natal Yucatán; o las “De ocho”, artículos y columnas de  Manuel Mejido, Ángel Trinidad Ferreira y Guillermo Chao Ebergenyi, auténticos, preparados,  objetivos y, por ello, respetados periodistas que hicieron época.

Corriendo a otro extremo, tenemos a Jesús Blancornelas, fundador del periódico ABC y el semanario Zeta de Tijuana. Con una inusitada osadía y temeridad señalaba públicamente el quehacer de los hermanos Benjamín, Ramón, Francisco y demás hermanos Arellano Félix, cuyas ilícitas actividades eran conocidas de todo Tijuana, todo México, todo Estados Unidos, mientras que la PGR, FBI, CIA y demás entes callaban y encubrían. Su labor le costó varios atentados que lo dejaron gravemente herido, pero no fueron las balas, sino un virulento cáncer de estómago el que logró callarlo.

Blancornelas marcó el inicio de una era de periodistas. A los autores en adelante les dio por narrar las crónicas del narcotráfico, la mayoría a toro pasado. Se abstenían de informar al pueblo, a las autoridades no, porque bien lo sabían quiénes eran los distribuidores de la droga en ese momento; no los de hace diez o quince años. Se remitían a hemerotecas, archivos, reseñas y reportajes periodísticos para realizar sus trabajos, más no eran investigaciones en vivo, del momento, el acontecer diario tal y como lo hacía saber Blancornelas que fue referente del tema.

En eso estaban, cuando saltó al procenio Anabel Hernández, que con sus primeros trabajos logró sorprender a los ávidos lectores de la nota roja y hazañas de Caro Quintero, “Chapo” Guzmán, “El señor de los cielos”, Amado Carrillo y toda aquella baraja. Muy pronto le ganó la petulancia y su desbordada vanidad la hizo creerse el alter ego de los que perseguían las huellas del narctráfico. Sin embargo, pisó terrenos pantanosos y se enfangó cuando sin base alguna quiso meter a su baile a Andrés Manuel López Obrador, que teniendo más seguidores que detractores, se le echaron encima a la autoconsiderada ilustre periodista.

La última baladronada fue semanas atrás cuando “citando una de sus fuentes”, sin decir cuál o quién, escribió que el entonces candidato Andrés Manuel recibió dinero para su campaña de parte de Joaquín Guzmán. Anabel fue desmentida públicamente en la mañanera por el presidente. El Gobierno de Estados Unidos, así como la DEA, de inmediato negaron que hubiera ni siquiera una investigación en contra del tabasqueño y por tanto quedó en un absoluto ridículo.

La imprudencia y atrevimiento de la mujer, el apetito por tener publicidad gratuita y ventas de sus bodrios, la llevó a meterse también con actrices de la talla de Ninel Conde, Galilea Montijo, Paty Navidad y el actor Andrés García. Del último famoso por su carácter bronco no se hizo esperar su reacción y sin sutileza alguna destartaló a la escribiente, emplazándole a que presentara pruebas. Como bien lo dijo Dostoievski, no hay crimen sin castigo y en su propia criminal novela, Anabel asumió el papel de Raskólnikov, aunque esta no aceptó su pifia, pero sí recibió su merecido castigo: en la presentación de su último guisote, bazofia, no se presentó ni una sola mosca.

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Juan Francisco Arroyo Herrera

Abogado con maestría en Amparo. Fue reportero de un periódico local y articulista en varios medios.

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