Partidos políticos y candidatos que aceptan perder a cambio de beneficios
29/09/2023 - Hace 1 año en Durango EstadoPartidos políticos y candidatos que aceptan perder a cambio de beneficios
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
Cuando un partido político y los candidatos que postula participan en unas elecciones lo arriesgan todo, incluso hasta la posibilidad de desaparecer. Los partidos políticos pequeños pierden para ganar, mueren para sobrevivir. A los que pierden nadie los visita, nadie les aplaude, nadie les toma fotografías. Los candidatos que han perdido las elecciones lo saben, tan bien lo saben que nunca suelen esperar a nadie, es más, lo sabían desde que aceptaron ser candidatos.
La prensa, los amigos, los dejan en paz. En las sedes de su partido no hay fiesta, nada se ha preparado para la ocasión, ni tarimas, ni luces, ni música, ni comida. La calma y el silencio es el contexto natural de aquellos que no logran sus objetivos electorales. Y más cuando los partidos políticos que impulsan a los candidatos perdedores están en riesgo de desaparecer del ecosistema político del país. Tal es el caso del PRD y del PT y, en consecuencia, los candidatos que postulan estos partidos políticos. Por eso, el día de la jornada y cuando inician los conteos preliminares de las elecciones generales nadie de los que participan en los partidos “arreglados” o llamados satélites tienen la mínima esperanza de ganar.
Las oficinas del candidato y del partido que lo postuló son un sitio triste, sin brillo, donde nada sucede, salvo por la actividad de varios agentes infiltrados del Gobierno que atestiguan que todo salió según lo planeado. México está lleno de partidos y actores políticos que no son reales ya que no representan casi nada, sin embargo, siempre estarán ahí cada tres, cuatro o seis años y cada vez que sea necesario. Invierten tiempo, dinero, esfuerzo, publicidad, reúnen gente, luchan, su nombre aparece en las mismas bardas, ¿por qué? Pues para sobrevivir como sea, a como dé lugar, es la premisa desde el principio para muchos candidatos. Una intención a la cual, junto a los partidos políticos, los postulantes a cargos públicos intentan aferrarse con fuerza.
No se trata de crear cuadros, sino de posicionar personajes, contar con capital humano, tener a futuro algo que vender y exhibir en las vitrinas electorales. La sobrevivencia de los partidos es un negocio redondo. La jugada consiste en participar, no ganar, la estrategia es mantenerte vigente. Una gran mayoría de partidos pequeños lo que están esperando es la fuga de algún candidato fuerte que no obtuvo la candidatura de su instituto político para que, a través del nuevo miembro del club de perdedores, puedan obtener más votos y recibir más dinero a través de las prerrogativas, esto sabiendo y estando consientes que van a perder. Son partidos franquicia que se venden al mejor postor.
Un partido pequeño puede ser producto de la falta de democracia desde el interior de un partido grande, es decir, cuando los dirigentes de los partidos han fracasado para llegar a acuerdos o compromisos, entonces se dispersan al punto de sacrificar un proyecto a costa de un capricho personal. Cuando un partido desaparece lo que queda es volver a organizarse, resucitar para volver a la vida, pero con otro nombre. El pasado desaparece, es borrón y cuenta nueva. No importa si son los mismos integrantes, los mismos afiliados, la misma junta directiva, el asunto es seguir siendo candidatos y desde luego seguir perdiendo. Ya saben que van a fracasar, pero lo que buscan es posicionarse. Estos partidos son novatos, no tienen un historial en que afirmarse, ni tienen credibilidad y, en muchos casos, tampoco tienen una ideología, es decir, nada que ayude al votante a distinguir entre unas formaciones y otras. Aun así, sabiendo que van a perder, partidos y candidatos compiten para perder a cambio de ganar dinero, trabajo para sus familias, contratos, ser comparsas de los que ganan y sobrevivir para las próximas las elecciones. Así de perversa es nuestra política.
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