• Este viernes 15 de noviembre a las 20:00 horas en el Teatro Ricardo Castro, entrada libre.

Por: Mónica Rojas

Este viernes 15 de noviembre se presentará el concierto de clausura de la Quinta Edición del Festival de Música de Cámara, en punto de las 20:00 horas, con una entrada libre en el Teatro Ricardo Castro. Con la participación de un cuarteto con piano integrado por el maestro Arturo Romero en el violín, oriundo de Puebla, quien es considerado uno de los mejores violinistas de nuestro país con una trayectoria destacada a nivel nacional e internacional; el maestro Omar del Ángel, en la viola, reconocido músico duranguense que realizó estudios de perfeccionamiento en el instrumento en Suiza y que es considerado uno de los más destacados músicos de nuestro estado; la maestra Isabel Palli, en el sello, originaria de Cuba, quien desde hace algunos años radica en nuestra ciudad y ha compartido su talento con nuestra sociedad; y el maestro Miguel Ángel Burciaga Díaz en el piano, renombrado pianista y director de orquesta duranguense, quien además es creador y coordinador del Festival de Música de Cámara desde su primera edición.

Para esta ocasión el ensamble preparó un repertorio integrado por tres hermosas obras. La primera de ellas es el cuarteto con piano en la menor de Gustav Mahler, del cual este reconocido compositor solo completó el primer movimiento, cuando aún era estudiante del conservatorio y tenía apenas 16 años. A pesar de que faltan los demás movimientos, esta pieza es muy frecuentada en el repertorio por su gran calidad musical.

Posteriormente, se interpretará el cuarteto con piano en la menor del compositor impresionista español Joaquín Turina, una bella obra en tres movimientos, que a manera de una rapsodia española, nos involucra en los estilos y melodías típicas de una cultura tan cercana a la nuestra, como lo es la de este país ibérico.

Para cerrar el concierto, se interpretará una obra de lujo: El cuarteto Número 3 en Do Menor “Werther” del gran compositor romántico alemán Johannes Brahms. Como la mayoría de las obras de este autor, la obra compensa una gran complejidad técnica, tanto para el ensamble y la interpretación, con una profunda belleza que contrasta todo tipo de emociones.