El rock es cultura
Por: Raquel Carreón Lugo
En días pasados estuvo Rock en tu Idioma Sinfónico volumen 2, en la Feria Nacional Durango (Fenadu) 2019, en donde se pudo corroborar que el rock es cultura y no me refiero necesariamente porque sea mi género musical favorito, sino todo lo que arrastra detrás de esa música.
Músicos con estudio, músicos que se documentan, músicos que se siguen preparando a pesar de su experiencia, músicos que se dedican a hacer lo que les gusta y además disfrutan cada minuto en el escenario como si fuera a ser el último de su vida, músicos en toda la extensión de la palabra.
Si el mexicano hiciera su trabajo como lo hacen los músico de Rock en tu Idioma con esa pasión, entrega y calidad, nuestro México sería otro, nuestra mentalidad sería de ser felices, nuestra vida simplemente sería perfecta.
Quien no fue a verlos se perdieron una noche para la historia, si escucharlos en nuestras plataformas digitales es fantástico, verlos en vivo es contagiarse de vitalidad y mucho más con sinfónica, en donde esa fusión de sonidos, las voces y la experiencia nos hicieron ver y sentir que la vida es para disfrutarse y seguirse preparando.
Y es que no por tratarse de músicos de la época de los ochentas significa que no tengan “pila”, sino todo lo contrario, tienen más energía que un adolescente de 15 años y eso es envidiable.
Lamentablemente Durango no es una plaza rockera, la Velaria se mostró un tanto vacía, lo que demuestra la falta de cultura, ya que debo confesar que hubo un momento en que sentí impotencia, ya que era un día para dejar de hacer las cosas que teníamos que hacer en nuestra casa, decirle adiós al cansancio aunque estuvieras agotado y haberse trasladado a la Velaria para empaparse de cultura y aprender de los grandes.
Sabo Romo, el líder del proyecto, en todo momento en el escenario bien plantado así como los grandes, empezando con “Mátenme porque me muero” y empezar inmediatamente nuestras células rockeras a activarse.
Ugo Rodríguez, vocalista de Azul Violeta, María Barracuda, Kass, fueron otros de los grandes músicos que se impusieron.
Pero me atrevo a decir que fueron dos músicos en toda la extensión de la palabra quienes se llevaron la noche, Cecilia Toussaint con la interpretación de «Kumbala», marcó una sensación en nuestras entrañas que nunca habíamos sentidos, esa voz y esa calidad combinada con la Sinfónica hizo que todo explotara.
Por otro lado, Abulón con su “Esqueleto” nos hizo levantarnos y meternos al slam que el mismo provocó, ya que sin pensarlo dos veces a los 20 segundos de estar de pie en el escenario decidió saltarlo y empezar a correr sobre los pasillos de la Velaria, subir a las gradas, cantar y abrazar a la gente, porque como bien lo dice: «Y suena, y suena, y suena mi esqueleto y suena, y suena, y suena al bailar»; realmente fue mágico.
Gracias a cada uno de los integrantes de este proyecto, todo fue perfecto, encajó meticulosamente en cada uno de los que estuvimos presentes y los que no fueron tan solo demuestran su apatía por la cultura, independientemente si es rock o no.