Por: Francisco Marquez Razo

Melocotón

Yeimy Andrea De La Torre Arellano  (15 años)

Eres cálido conmigo,

por eso te quiero,

me duele ser testigo,

de lo único sincero.

Puedo decir: Eres un color lindo,

aunque mi gris se quede corto contigo,

y, es difícil decirte directamente:

¿Cómo conseguiste tu color?

Me intrigo.

Eres amargo a veces,

y haces que me sorprenda,

porque aunque te estréses,

sigo queriéndote cerca.

No soy un color muy bonito del todo,

pero: ¿Cuándo has escuchado a alguien

quejarse de las tardes naranjas, con nubes grises?

3 vidas -2-9-1.com

Yeimy Andrea De La Torre Arellano  (15 años)

Había una vez,

un muchacho muy bueno,

no vivía en un mundo común,

ya que en el suyo, había animales fantásticos;

hormigas perezosas, monorafas albinas, bistequis obesos,

juanchos de papel mache, y ballenas voladoras con problemas de colesterol.

El muchacho bueno,

tenía por costumbre ir al hospital a donar sangre para las hormigas huérfanas,

se lo había recomendado un anciano qué conoció un día qué se desmayó,

se sentía un chico muy bueno después de su generosa acción,

aunque se mareaba en el intento,

se reponía de la emoción,

después de beber agua en la noria de la nación.

Un día, en la playa de graseros,

encontró una ballena voladora herida,

cuando la fue a ayudar está intento volar y lo aplastó,

entonces él fue al hospital pero no a donar sangre

sino politraumatizado y policontundido.

Ya en coma,

el joven soñó, qué era una ballena voladora en el espacio debajo del mar.

Tenía muchas amigas ballenas enfermas de estrés y depresión,

y, en su forma de ballena, el muchacho bueno también donaba sangre,

y, un día se encontró con la misma ballena que intentó ayudar a volar,

pero, en este nuevo mundo de sueño,

todos eran cachorros con nueve vidas,

pero, no para nuestro protagonista quien soñando, murió.

Ahora, la pregunta es:

¿En un mundo común, muere el cachorro, la ballena, o el joven?