Cultura

Un día en la historia de Durango… las salas de cine

31/08/2019 - Hace 5 años en Durango

Un día en la historia de Durango… las salas de cine

Cultura | 31/08/2019 - Hace 5 años
Un día en la historia de Durango… las salas de cine

Por: Pedro Núñez lópez

Un día en la historia de Durango existieron las salas de cine tradicional y en ellas un curioso personaje. Esto un dato del “Cácaro”, y este grito proviene del año de 1909 en la ciudad de Guadalajara, cuando se abrió un pequeño cine propiedad de José Castañeda llamado El salón azul; en este cine se pasaban películas mudas de la época, pero la gente no les entendía pues generalmente los pequeños recuadros que salían se encontraban en el idioma original de la cinta, sobre todo en inglés.

Es por esto que Don José tenía que explicar las películas, o mas bien decirle a la gente lo que salía en los recuadros; en esos años la película dependía de un personaje que tenía que mover una manivela para que los cuadros pasaran constantemente y por lo tanto se tenía que llevar una velocidad constante para que no se viera más lento o más rápido, el nombre del proyector de El salón azul era un hombre llamado Rafael González, que era un hombre de un aspecto extraño pues había sufrido de viruela cuando niño, y por eso su cara se veía cacariza, y su jefe el Don José cariñosamente lo había bautizado como “Cácaro” que venía de la contracción de cacarizo.

« ¡Cácaro! ¡Cácaro!», gritaba el público impaciente, y Rafa debía darse prisa para arreglar la película y calmarlos. Su historia quedó guardada en esta palabrota.

Rafael González, su asistente, era un muchacho que, como muchos de su época, había sido víctima de la viruela y llevaba en la cara las huellas de esa desgracia. Por lo mismo, llevaba el mote de «Cácaro» —otro modo de decir cacarizo—. Era su tarea exhibir la película, mediante un proyector de manivela que frecuentemente se rompía o hacía que se quemara la cinta. Entonces, tenía que darse prisa para arreglar el mal y así calmar a ese público que, impaciente, gritaba a coro: «¡Cácaro! ¡Cácaro!».

De cacarizo suele decirse que tiene origen gallego, pero la única prueba que se da es que en Galicia se conoce la palabra, como si las palabras sólo pudieran viajar en una dirección. Mejor soporte tiene mi propuesta de que esta voz tiene origen tarasco: en el vocabulario purépecha recogido por fray Maturino de Gilberti en 1542, encontramos que cacarani significaba «llaga reventada».

Se gritaba «Cácaro» cuando la película se quemaba en el cine durante la proyección.

El Cácaro, aquel personaje en el que los cinéfilos desahogaban su molestia cuando la proyección se interrumpía, casi es cosa del pasado.

Pero, como bien lo dijo Borges, el nombre es arquetipo de la cosa y si en las letras de rosa está la rosa, y todo el Nilo cabe en la palabra Nilo, esta historia quedará guardada en la palabra Cácaro.

Es muy probable que alguna vez que hemos asistido al cine y la película se para o se le va el audio o algo sucede algunas personas sobre todo las mayores de edad griten el clásico “Cácaro”, alguna vez hemos pensado ¿Qué significa esto? Y ¿de dónde viene este grito?

Así que cuando la película iba más lenta o más rápida Don José gritaba a Rafael fuertemente para que corrigiera le gritaba “Cácaro”; posteriormente el “Cácaro” ya era todo una celebridad en Guadalajara y cuando algo pasaba en la película ya no era Don José quien gritaba al “Cácaro”, sino la misma gente era la que lo recriminaba; es por esto que en la actualidad cuando pasa algo en el cine la gente le grita así al proyector de la cinta.

«¡Cácaro! ¡Cácaro!», nombre que habría de perpetuarse para designar a todos los proyeccionistas del cine mexicano y alguien la trajo aquí a Durango.

En Durango existió también este personajes como lo mencionan Juan Antonio Molina Ravelo y Jorge Contreras Casas en las charlas del café, donde mencionan estos personajes que eran el operario llamado Cácaro, así como los trabajadores de los cines y eran los de las taquillas, administradores, boleteros, intendencia, veladores y hasta acomodadores, comentan del personal que había en cada sala, eran dos o tres operarios, boleteros, porteros taquilla, dulcería, limpieza más jefe que era el guarda casa más el velador.

De los Cácaros conocidos estaban en el Cine Victoria: Marcos Gómez Galicia, Carlos Brotado, Perfecto Valencia, Don Darío; en el Cine Alameda: Joaquín Tamayo Alias (el Coraminas), Victoriano, Jesús Ríopedre y Antonio Huerta. El del Cine Principal se llamaban Benito Rosales, José Prado, José Mares, Miguel Palacios, Don Tomas, Carlos Espinoza; El del Cine Durango: Fernando Núñez, Daniel Rojas, Jesús Molina Ravelo; Del en el Dorado 70: Bernabé Alvarado, José Prado, Del Olímpico Carlos Bretado, Manuel Alvarado Maqueda, Leonardo Guardado Santillán, Rafael Silva González, Agustín Bretado Alvarado, entre otros; y que la memoria del tiempo y Cinéfilos los tiene en el olvido.

Cabe señalar que la mayoría eran rotados a diferentes cines, y nos faltan los de varios cines. Cuando la película era exhibida muchas veces se quemaba por el carbón que se usaba y se rompía por eso los gritos de «cacaro» y los operadores tenían que checar las películas con tiempo; para que no pasara seguido Jesús Ríopedre era muy cuidadoso en su trabajo, por eso era pocos los gritos en el Cine Alameda, pues era un señor muy estricto, y aparte se revisaban las películas cuando se estaban filmando en Durango.

Información extraída de mi libro “El Cacaro”1.- https://algarabia.com/palabrota/cacaro/, 2.- Lic. Jorge Contreras Casas, Contador Pedro Leyva Alvarado, Lic. Juan Antonio Molina y el sr. Esteban Elías Díaz. Imágenes obtenidas del grupo Durango antiguo de Facebook.

 

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