Por: Antonio Gaytán
Durango ha perdido parte de su patrimonio histórico, casonas antiguas que caen por abandono o modernidad, comentó el director del INAH, Juan Antonio Reyes Valdez.
En el centro de la Ciudad de Durango, así como en el resto del estado, abundan antiguas casonas, edificios considerados patrimonio histórico, desafortunadamente muchas de ellas están deterioradas por diversas circunstancias.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene plena facultad normativa y rectora en la protección y conservación del patrimonio cultural del país, sin embargo, no tiene facultades legales para obligar los dueños de casonas a darles mantenimiento.
Antonio Reyes considera que la perdida de monumentos históricos no ha sido grave en años recientes en comparación a la devastación que se sufrió en la década de los setenta.
Década donde se derrumbaron muchísimos edificios bajo el argumento de la modernización de la ciudad de Durango, un ejemplo fue la construcción de la Plaza Cuarto Centenario, donde se demolió una parte del convento Jesuita.
Lo que hoy se observa es un deterioro paulatino, donde se vienen abajo algunos monumentos, pero hay otros que se rehabilitan, «no estamos en un momento catastrófico».
Las condiciones de las edificaciones antiguas varía, hay de todo, monumentos como el Palacio de Zambrano, hoy Museo Francisco Villa, que está en excelentes condiciones.
Así como casonas muy pobres, pequeñas, cuyos propietarios no tienen recursos para rehabilitarlas y hay otras que están intestadas y que, con el paso de los años y el abandono, terminan por colapsar; en estas propiedades no hay posibilidades de restauración.
Es importante precisar que el INAH es un órgano normativo y no tiene atribuciones jurídicas para ir contra los dueños de esas casonas, su función es dar acompañamiento a quienes solicitan orientación para preservar sus casonas consideradas monumentos históricos.
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