Por: Nallely Urbina
La escuela del Patronato Pro Deficiente Mental es uno de los pocos lugares que en Durango atiende a personas con discapacidad intelectual profunda, en medio de la pandemia.
Aunque actualmente en las clases solo puede haber cinco alumnos, y rotan para que todos tengan atención. El confinamiento y la falta de terapias ha generado daños en su salud física y mental. Arlina Correa Valles, presidenta del Patronato, admitió que hay un retroceso en los estudiantes.
«Lo que habíamos enseñado durante 18 años se vino abajo, porque a ellos definitivamente, su condición no les permite entender ni superar el encierro», explicó.
Debido al aislamiento, las personas con discapacidad han sufrido una pausa en sus terapias físicas, intelectuales, citas médicas y tratamientos. Situación que se ha generalizado en la población, y que en este sector causa involución, así lo advirtió Efraín Gómez Aguirre, activista y ex servidor público en el rubro de discapacidad.
«Se está excluyendo totalmente con esto de la pandemia; estamos sufriendo un retroceso vamos a decir diez años para atrás», dijo en entrevista.
Grupo Garza Limón presenció una clase en la escuela del Patronato Pro Deficiente, donde algunos pintaban o formaban rompecabezas. Debido a su condición no fue posible establecer comunicación verbal; en el lugar se encontraba Josefina Sandoval Villarreal, una madre de familia que admitió que el confinamiento los vuelve más vulnerables.
Se estima que en el estado hay 120 mil personas con discapacidad, entre ellos cientos de alumnos de los Centros de Atención Múltiple (CAM) que están cerrados, por lo que niños, adolescentes, jóvenes y adultos con discapacidad han quedado sin atención.
«Ahorita los alumnos están recluidos en el encierro, pero desgraciadamente sin ningún tipo de terapia física, emocional o algo que los motive», alertó Efraín.
El retroceso en el trabajo de terapia es mayor en las personas con discapacidad, especialmente de tipo intelectual, que han sufrido la muerte de un ser querido.
«Si nosotros que nos decimos bien mentalmente no acabamos de entender la muerte, ahora ellos se preguntan ¿por qué yo no veo a mi mamá, dónde está?», platica Arlina Correal, al recordar la historia de un alumno cuyos papás fallecieron por Coronavirus.
Tras esto quedó a cargo de familiares, y debido a que también contrajo COVID-19, no ha regresado a sus clases y terapias, a pesar de presentar afectación emocional por el duelo y el confinamiento.
Efraín Gómez Aguirre, advirtió que la suspensión de actividades o la reducción de las mismas por la pandemia, puede causar la descompensación de las personas con discapacidad en general y que se vean más afectados en sus derechos. En el caso de los alumnos de la escuela Pro Deficiente Mental, registran afectación en aspectos como la memoria.
«Entonces viene la ansiedad, viene otro desajuste en su sistema nervioso y empiezan por no querer comer y empezar a aislarse», indicó Arlina Correa.
De esta forma, la pandemia ha evidenciado las deficiencias que padece la atención hacia las personas con discapacidad y la omisión de las autoridades municipales, estatales y federales, ya que son las organizaciones no gubernamentales las que se encargan de dar algunas terapias a este sector.