La sierra del estado de Durango estuvo ardiendo durante seis meses, se contabilizaron 420 incendios forestales con una superficie afectada superior a las 450 mil hectáreas, declaró el líder de los silvicultores, Raúl Barraza Armstrong, para el programa “Aquí hay Campo” de Canal 15, Notigram.
Durango sufrió la peor sequía de su historia en 2023 y sus efectos negativos se agudizaron durante la temporada de estiaje, de enero a junio; lapso donde se presentaron altas temperaturas y muy poca humedad, prácticamente nada de agua.
No solo se dispararon los incendios forestales, también aumentaron las extensiones afectadas por plaga, principalmente escarabajos descortezadores.
“Fue un mal comienzo de año, afortunadamente y gracias a las condiciones climatológicas esto se está componiendo”, expresó don Raúl Barraza.
De las 450 mil hectáreas afectadas por los incendios, es importante precisar, para no generar alarma, que solo el 1 por ciento de arbolado se quemó, el resto fueron pastizales y matorrales.
La buena noticia es que, desde finales de junio, llegaron las lluvias a la sierra y, en este momento, se tienen cero incendios forestales en el estado, precipitaciones que también controlan las plagas, “como vulgarmente se dice: matamos dos pájaros de un tiro”.
Durante la entrega de semilla de avena forraje para los productores de los municipios de Pueblo Nuevo, Durango y San Dimas, Raúl Barraza reconoció al gobernador Esteban Villegas por su apoyo para combatir los incendios forestales y las plagas durante los meses críticos.
Es la primera vez que un gobierno estatal destina recursos para dos programas, uno para incendios y otro para sanidad, hubo brigadas de especialistas por separado.
Raúl Barraza asegura que el bosque de Durango se está recuperando y tiene futuro; no hay que espantarse cuando se ven los camiones cargados de troncos porque hay un aprovechamiento ordenado; además, las actividades productivas se han diversificado.
En la sierra hay agricultura, ganadería, ecoturismo, aprovechamiento forestal y venta de bonos de carbono; este último es el boom; cada vez más ejidos se certifican en este mercado internacional y reciben pagos que, incluso, superan la venta de madera.
Por: Antonio Gaytán
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