A pesar del semáforo rojo por casos de COVID-19, este sábado por la mañana en el centro de la ciudad capital, se observó a cientos de duranguenses en la vía pública, aunque realizaban trámites como el pago de deudas u otros eran comerciantes que buscaban llevar el sustento a casa.
En un recorrido por calles como Pino Suárez y 5 de Febrero, fue posible entrevistar a varias personas que hacían fila al exterior de una empresa de créditos nacional. Juan Hernández estaba formado, dijo que no quería salir, pero tuvo que ir al centro a pagar. «Ellos no me perdonan, a ellos valiéndoles sorbete la pandemia», expresó.
Asimismo, María de los Ángeles Ramírez, formada también, dijo «queramos o no queramos tenemos que salir, tenemos que dar el abono si no, nos cobran intereses».
Saldar deudas y lo relacionado con la salud fueron argumentos para salir de casa este sábado. Entre las personas que caminaban en el primer cuadro de la ciudad se encontraba Delfina Rosales, quien acudió a recoger dinero que le depositaron para que pueda atender a su madre, ya que acaba de ser operada, de no ser así ella no hubiera salido.
«Ahorita es la necesidad, pero yo de mi casa a la casa de mis padres», añadió.
En la zona del excuartel Juárez y sus alrededores también se observó movilidad, aunque igual inspirada por la necesidad. Es el caso de María de los Ángeles Ramírez, comerciantes desde hace 15 años. Ella trabajaba en el parque Guadiana, pero desde que está cerrado por la pandemia ha tenido que vender churros en la calle de donde constantemente la quitan los inspectores.
La madre de cuatro hijos, admite que por la pandemia es necesario bajar la movilidad, pero para ella no salir a vender significa no llevar alimento a casa. Por esto consideró que hay indiferencia de las autoridades ante la verdadera situación que viven muchas familias en Durango.
«No quiero perder el tiempo en decirle nada a las autoridades, porque no hacen nada por nosotros, a la contra nos mandan a los inspectores para que nos quiten, y no nos apoyan», reclamó.