Ráfagas de ametralladoras, cuerpos de hombres asesinados, miedo a hablar, incluso miedo a recoger a los fallecidos aunque sean sus familiares, son hechos constantes para los pobladores del  municipio de Mezquital.

La demarcación, donde habitan la mayor cantidad de personas indígenas del estado, limita al sureste con el estado de Zacatecas, y al suroeste con Nayarit. Su orografía es accidentada, y tiene tres zonas diferentes en su territorio, estas son los valles, la sierra (Sierra Madre Occidental) y las quebradas.

Estas características lo han convertido en un lugar utilizado por grupos dedicados al narcotráfico, los cuales se disputan caminos, zonas de producción y exportación.

La violencia aumenta con el transcurrir de los años. Aunque todavía hay quienes recuerdan cuando la gente vivía sin miedo. Virginia Flores, gobernadora tradicional de Xoconostle, recordó que, «no había ese sentimiento de decir que ya se me hizo noche, no me voy a quedar aquí (en algún camino)».

Hace más de una década podían quedarse en algún parejo, «poníamos una fogata, la gente que pasaba nos saludaba así en cordialidad, pero ahorita yo veo a la gente que no se queda en el camino». Eso qué es, cuestiona, es miedo, inseguridades, desconfianza, responde.

Mezquital también es uno de los municipios más pobres del país, por lo que sus habitantes sortean a un monstruo de varias cabezas, pero algunos han cedido a éste y se han convertido en desplazados.

La gobernadora, afirmó que en algunas comunidades, que colindan con Nayarit o Sinaloa, familias han tenido que abandonar su lugar de origen por estas situaciones.

Los habitantes manifiestan que es «como si viviéramos en un estado donde no hay nadie quien pueda investigar o apoyar a las comunidades».

El 13 de junio se difundió un video sobre un enfrentamiento, tal vez el más reciente. En éste, murió el religioso Juan Orozco, quien se dirigía a oficiar una misa, pero quedó en fuego cruzado.

En octubre del año pasado, también se registró un enfrentamiento, en esta demarcación, entre desconocidos y policías estatales. El resultado oficial, dado a conocer por la Fiscalía local, fueron ocho fallecidos, seis de ellos eran policías, además siete quedaron heridos.

Estos hechos han dejado una atmosfera de terror entre los pobladores, algunos de los cuales también han perdido a seres queridos en asesinatos.

La gobernadora tradicional, refirió que muchos se han quedado sin hijos, «porque también sabemos que en muchos casos no es voluntario que anden algunos jóvenes en esos grupos, son obligados también; entones imagínate cómo se vive esa situación».

En algunas comunidades de Mezquital, ya casi no se ve a personas jóvenes, ya que han emigrado por la inseguridad, así como la pobreza.

«Para los jóvenes no es atractivo estar en esos lugares por estas situaciones, bueno a parte no hay trabajo, sí veo yo que en algunos lugares, son los adultos (personas de la tercera edad) pero solos los que están quedando», comentó la entrevistada.

En relatos sobre los enfrentamientos se habla de la disputa entre dos grupos criminales, y el número de fallecidos que termina por ser solo una cifra citada en notas periodísticas. Pero poco se habla de los daños a los pobladores, quienes tienen miedo hasta de hablar porque son amenazados.

Debido a esto, la gente calla. «Porque ya también no se confía ni entre pobladores, porque bueno entre pobladores también hay gente que está con esas personas que hace este tipo de atropellos», lamentó Virginia Flores.

Así, familias enteras se ven obligadas a «quedarse callados viviendo su temor, su miedo» por la inseguridad en Mezquital.